lunes, 18 de mayo de 2009

McCarthy en España. A propósito de Alfonso Sastre.

Fue una de las épocas más oscuras y siniestras de Estados Unidos. Para la libertad y la creación cultural y artística, peor que la del propio Bush. Se paralizó el desarrollo in telectual y político, y lo que es peor, se sembró el miedo, se alentó la delación gratuita, se fomentó la intolerancia, el fanatismo. La semilla del mal que cambió el vuelo de la nación americana. Tal vez ésta no haya despertado todavía del todo de aquella siniestra pesadilla. Tvo como fundamental protagonista al gobernador del estado de Virginia J. Raymond McCarthy, Pero muchos, demasiados, fueron igualmente culpables de aquella época de ignomina, de aquel tiempo de canallas que dijera Lilian Helmann.
McCarthy está renaciendo en Euroipa, y sobre todo, es lo que más nos preocupa, en España. No en forma de una persona. Se encuentra presente en muchos poderes, pero su aliento más peligroso es el que emana desde los medios de incomunicación. O nos defendemos de él o terminará definitivamente con nosotros. Porque ya no les basta con reducir al silencio a los disidentes. Preciso es perseguirlos, aniquilarlos, reducirlos a la nada. Y lo que es peor, con la complicidad de la mayor parte de los ciudadanos, conseguir que éstos se involucren en el atropello. El mercado creó la insolidaridad entre los denominados intelectuales. Ahora las denuncias buscan que el reo carezca de posibilidad de defensxa,a la manera que narra Kafka en su obra El proceso. Se busca fomentar el clima de intolerancia absoluta, de exclusión de la vida política, social y cultural. La nunca olvidada caza de brujas. Y nadie parece querer recordar donde terminaron y pueden terminar estas cruzadas.
Personalmente, en este clima obsesivo, asfixiante, uno solo puede asumir su responsabilidad escribiendo. Donde pueda. Responsabilizarse de lo que firma. Negándose a aceptar que su nombre aparezca vinculado a cualquier expresión, situación, que él mismo no haya protagonizado, de la que asuma su compromiso. ¿Pelear contra gigantes que son auténticos gigantes y no molinos de viento? Imposible.
Estos días, un gran escritor, uno de los pensadores, críticos y dramaturgos más importantes de la España contemporánea, Alfonso Sastre, está en la diana de viscerales ataques. Yo, para Alfonso Sastre, reivindico la amistad -desde principios de los años sesenta nos conocemos y tratamos- y al tiempo, dado que jamás he participado ni participaré en votación política alguna, en la que por desgracia no creo, aunque luchara muchos años durante el franquismo por su reivindicación -pero para hablar de los males de la democracia me remito a las opiniones que comparto de José Saramago- quiero expresar que apoyo sin dudas ni fisuras, la nominación de Alfonso Sastre para el premio Cervantes de Literatura. Y lo demás es silencio.

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