SUMARIO. Número 5. Agosto, 2010.
Introducción.
Karl Kraus. Políticos y política
La náusea informativa de la actualidad.
Carmen, la nietísima, y la memoria histórica
La puta, el periodista y los anuncios publicitarios.
Mario Vargas Llosa o doctor Jekill y Mr. Hyde.
De economía.
España 2010.
Albert Einstein. La crisis del 29
José Luis Sampedro. El humanista y la economía.
Carlos Taibo. 169 diputados.
Mikel Ametzola. Dineros españoles en Suiza.
Lorenzo Martínez Aguilar. Los mercados del dinero y los mercaderes sin ética.
Klausbarómetro.
José Saramago. Franz Kafka. Juan Goytisolo. W.M.Urban
Discurso contra los intelectuales.
3. El compromiso.
Colaboraciones.
Rafael de Cózar. Los últimos dinosaurios a extinguir.
Jesús Munárriz. A Blas de Otero en 2010.
Manuel García Viñó. Monárquicos de toda la vida.
Próximos números.
Karl Kraus. Políticos y política
La náusea informativa de la actualidad.
Carmen, la nietísima, y la memoria histórica
La puta, el periodista y los anuncios publicitarios.
Mario Vargas Llosa o doctor Jekill y Mr. Hyde.
De economía.
España 2010.
Albert Einstein. La crisis del 29
José Luis Sampedro. El humanista y la economía.
Carlos Taibo. 169 diputados.
Mikel Ametzola. Dineros españoles en Suiza.
Lorenzo Martínez Aguilar. Los mercados del dinero y los mercaderes sin ética.
Klausbarómetro.
José Saramago. Franz Kafka. Juan Goytisolo. W.M.Urban
Discurso contra los intelectuales.
3. El compromiso.
Colaboraciones.
Rafael de Cózar. Los últimos dinosaurios a extinguir.
Jesús Munárriz. A Blas de Otero en 2010.
Manuel García Viñó. Monárquicos de toda la vida.
Próximos números.
INTRODUCCIÓN
KARL KRAUS. Políticos y política.
KARL KRAUS. Políticos y política.
El secreto del político (agitador) consiste en hacerse pasar por alguien tan tonto como sus oyentes para que crean ser tan listos como él.
___________________________________________
El parlamentarismo es el acuartelamiento de la prostitución política. ___________________________________________
La política presenta todas las tensiones de una novela policial. Las gestaciones diplomáticas ofrecen el espectáculo de unos Estados buscados por vía requisitoria por una banda criminal internacional. ____________________________________________
La democracia significa poder ser esclavo de cualquiera.
LA NÁUSEA INFORMATIVA DE LA ACTUALIDAD
CARMEN FRANCO, LA NIETÍSIMA Y LA MEMORIA HISTÓRICA.
Cuando Franco dijo, ya en su etapa de momia, que lo dejaba todo bien atado, no se refería solo a la sucesión política y económica: también a la situación de los suyos: familia, allegados, colaboradores. Pero igualmente al miedo inoculado a gran parte del pueblo español, a la droga que les había anestesiado. Los nietísimos bien lo saben. No se contentan con el patrimonio artístico y económico que les fue legado. Necesitan más dinero. Uno anda investigado por la justicia. La otra, Carmencita, busca además el éxito, el fervor borreguil. Las televisiones se lo prestan. ¿Son periodistas quienes trabajan en las televisiones? Y las revistas y los periódicos. La actualidad. La nietísima es de multiusos. Lo mismo se despelota –cuida sus años- que monta espectáculos de “bailes” o participa en galas que los corruptores del lenguaje llaman “sociales”. El pueblo, mudo, ciego, sordo, sin memoria, asiste impertérrito a este horrendo espectáculo. Y quienes de él hablan cumplen su oficio de jornaleros de la desvergüenza. Los vencidos son siempre los vencidos. Y los vencedores continúan encargándose de que así sea. Con patéticos colaboradores que dicen representar a las izquierdas. Y ella, Carmen de la España de Franco, y todos los descendientes y allegados del sapo iscariote, hija, nietos, primos, consortes, marqueses, duquesas, banqueros, jueces, periodistas, forman al fin y al cabo parte de la macabra lista. Esperpento que sigue vivo. Para que no decaiga la vieja fiesta.
LA PUTA, EL PERIODISTA Y LOS PERIÓDICOS
Una de las putas secuestradas durante años en la ciudad de Madrid, torturada día a día con la obligación de atender a clientes reclutados por los periódicos de la capital –en toda España es práctica habitual, que una cosa es recolectar miles de firmas y aprobar en los parlamentos leyes contra los sufrimientos de los toros y otra preocuparse de las personas- y de someterse a cuantas prácticas más o menos sádicas imponen a sus cuerpos, ha confesado que en una ocasión tuvo como cliente a un periodista que había oficiado de corresponsal en varias guerras. Le reconoció por haberle visto en televisión. Cuando quiso explicarle algo sobre su situación, le respondió él que no le interesaba la trata de blancas, el secuestro o las amenazas de muerte que recibía, que no le hablara de ello, que él iba allí, y por eso pagaba, porque su mujer “no le ponía”, quería follar como le viniera en gana, así que a cortar el royo y a hacer todo lo que le mandara. Ignoramos si ese gran periodista era también reputado por las ventas de sus libros. La puta, que son mujeres solo para el placer que puedan arrancarlas, había sido engañada, raptada y recluida con otras doscientas mujeres en casas –para ellas zulos- donde atendían a los clientes con que les nutren los periódicos. No les faltan palizas, amenazas de muerte y a veces incluso alguna es asesinada, ella o sus familiares lejanos. Son las nuevas esclavas al servicio de negreros que se codean con la alta sociedad, ganan miles de millones gracias a estas máquinas de follar. Con la connivencia de los periódicos, y si se tercia, de algunos policías o jueces, que para eso cuentan con expertos abogados. Pero aquí no hablamos de organizaciones terroristas. Terrorismo es gritar en la calle. A veces se detiene a algunos de estos negreros. Otras, las denuncias de estas mujeres causan hilaridad o desprecio, o expulsión hacia otros mercados del sexo. Al día siguiente de la detención los periódicos seguían publicando estos servicios, alentando este terrorismo. Los mafiosos pasan un breve tiempo en la cárcel, pronto compran su libertad y tal vez cambiando lugares y nombres continúan sus negocios. ¿Secuestros, terrorismos, asesinatos? No: ellos no se pudrirán en la cárcel, señores del Gobierno, de la oposición y de la Iglesia. Ellos forman parte reconocida de la sociedad en que vivimos
MARIO VARGAS LLOSA. DOCTOR JEKYLL Y MR HYDE.
Cuando Franco dijo, ya en su etapa de momia, que lo dejaba todo bien atado, no se refería solo a la sucesión política y económica: también a la situación de los suyos: familia, allegados, colaboradores. Pero igualmente al miedo inoculado a gran parte del pueblo español, a la droga que les había anestesiado. Los nietísimos bien lo saben. No se contentan con el patrimonio artístico y económico que les fue legado. Necesitan más dinero. Uno anda investigado por la justicia. La otra, Carmencita, busca además el éxito, el fervor borreguil. Las televisiones se lo prestan. ¿Son periodistas quienes trabajan en las televisiones? Y las revistas y los periódicos. La actualidad. La nietísima es de multiusos. Lo mismo se despelota –cuida sus años- que monta espectáculos de “bailes” o participa en galas que los corruptores del lenguaje llaman “sociales”. El pueblo, mudo, ciego, sordo, sin memoria, asiste impertérrito a este horrendo espectáculo. Y quienes de él hablan cumplen su oficio de jornaleros de la desvergüenza. Los vencidos son siempre los vencidos. Y los vencedores continúan encargándose de que así sea. Con patéticos colaboradores que dicen representar a las izquierdas. Y ella, Carmen de la España de Franco, y todos los descendientes y allegados del sapo iscariote, hija, nietos, primos, consortes, marqueses, duquesas, banqueros, jueces, periodistas, forman al fin y al cabo parte de la macabra lista. Esperpento que sigue vivo. Para que no decaiga la vieja fiesta.
LA PUTA, EL PERIODISTA Y LOS PERIÓDICOS
Una de las putas secuestradas durante años en la ciudad de Madrid, torturada día a día con la obligación de atender a clientes reclutados por los periódicos de la capital –en toda España es práctica habitual, que una cosa es recolectar miles de firmas y aprobar en los parlamentos leyes contra los sufrimientos de los toros y otra preocuparse de las personas- y de someterse a cuantas prácticas más o menos sádicas imponen a sus cuerpos, ha confesado que en una ocasión tuvo como cliente a un periodista que había oficiado de corresponsal en varias guerras. Le reconoció por haberle visto en televisión. Cuando quiso explicarle algo sobre su situación, le respondió él que no le interesaba la trata de blancas, el secuestro o las amenazas de muerte que recibía, que no le hablara de ello, que él iba allí, y por eso pagaba, porque su mujer “no le ponía”, quería follar como le viniera en gana, así que a cortar el royo y a hacer todo lo que le mandara. Ignoramos si ese gran periodista era también reputado por las ventas de sus libros. La puta, que son mujeres solo para el placer que puedan arrancarlas, había sido engañada, raptada y recluida con otras doscientas mujeres en casas –para ellas zulos- donde atendían a los clientes con que les nutren los periódicos. No les faltan palizas, amenazas de muerte y a veces incluso alguna es asesinada, ella o sus familiares lejanos. Son las nuevas esclavas al servicio de negreros que se codean con la alta sociedad, ganan miles de millones gracias a estas máquinas de follar. Con la connivencia de los periódicos, y si se tercia, de algunos policías o jueces, que para eso cuentan con expertos abogados. Pero aquí no hablamos de organizaciones terroristas. Terrorismo es gritar en la calle. A veces se detiene a algunos de estos negreros. Otras, las denuncias de estas mujeres causan hilaridad o desprecio, o expulsión hacia otros mercados del sexo. Al día siguiente de la detención los periódicos seguían publicando estos servicios, alentando este terrorismo. Los mafiosos pasan un breve tiempo en la cárcel, pronto compran su libertad y tal vez cambiando lugares y nombres continúan sus negocios. ¿Secuestros, terrorismos, asesinatos? No: ellos no se pudrirán en la cárcel, señores del Gobierno, de la oposición y de la Iglesia. Ellos forman parte reconocida de la sociedad en que vivimos
MARIO VARGAS LLOSA. DOCTOR JEKYLL Y MR HYDE.
El peruano es alguien que día a día va diluyendo su imagen de buen novelista para convertirse en uno de los intelectuales más serviles del Imperio norteamericano o de connotados fascistas como José María Aznar, sátrapas, corruptos personajes que no dudan en ofrecerle su miserable acomodo –bien remunerado, es cierto-. Mario Vargas Llosa es otro de los numerosos plumíferos que en El País tiene la obsesión más paranoica que pueda concebirse, en un diario que a diferencia de otros no se sitúa en la extrema derecha, respecto a América Latina. En la Cuarta Página de un reciente dominical, él, que intentó convertirse en Presidente de un país tan “democrático” como Perú, obteniendo nefastos resultados, escribía un repulsivo artículo titulado “Héroes de nuestro tiempo” que concluye con estas palabras: “Hago votos para que, siguiendo lo que piden los presos políticos desterrados de Cuba, la Unión Europea no cometa la imprudencia de renunciar a la Posición Común y la mantenga hasta que el régimen de los hermanos Castro dé pasos verídicos y comprobables de su democratización”.
Le aterra que no haya presos o alguien deje de morirse; uno, uno solo como protesta a ese régimen, al que Vargas Llosa tiene tanto odio, y escribe y da charlas continuas y participa en reuniones fascistas pidiendo se termine con él, un odio visceral que parece impedirle conciliar el sueño. ¡Con lo bien que se vive en democracias como Honduras –el asesinato allí, de periodistas o ciudadanos, por sicarios golpistas o matones del régimen no cuenta, como tampoco cuenta en Méjico donde son balaceados diariamente decenas de personas en una guerra no declarada. Es mejor meterse con Chávez o Morales que contra auténticas dictaduras como las de Colombia que no ha dudado a través de las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia en utilizar hornos crematorios donde hacer desaparecer a sus víctimas, cuando no las arrojan al río Cauca, en el sur del Departamento de Antioquia, siendo gobernador entonces Álvaro Uribe, largo tiempo “demócrata “ Presidente de la Nación. Y esto para no referirnos a otras guerras o genocidios que le pillan más lejos y de los que sus amigos Aznar o el viejo Bush tanta responsabilidad tienen. Nos gustaría saber porque Hyde no silencia a Jekyll, que destruye día a día su oficio de escritor.
D E E C O N O M Í A
España 2010
La crisis económica. Meses, años ya, hablando de ella. ¿Hablamos, nos hablan de la crisis económica? No. Ni los políticos, ni los llamados expertos o analistas financieros. Y menos los periodistas. Se limitan a comentar, decir, “lo que dicen otros”. ¿Y que dicen los que tienen que decir? Dirigentes del PSOE culpan de la situación a la crisis de los mercados internacionales. Si los bancos aseguran que carecen de liquidez y cierran sus créditos, si aumenta el paro, si las industrias de la construcción, turística, automovilística afirman que desciende la producción y han de multiplicar los despidos de trabajadores y reducir los costes sociales, etc. ¿no existen culpables?. El partido popular y el autista Rajoy, son más simples, monótonos. Como buenos discípulos de las grandes escuelas históricas del fascismo que utilizan la demagogia populista –la misma empleada para hablar de la corrupción que se enseñorea de sus conspicuos representantes- reducen la crisis a un solo nombre: Zapatero. Si muriera el perro se acabaría la rabia. El día que Zapatero de paso a Rajoy en la Moncloa se terminará la crisis. Y las organizaciones que se dicen de izquierdas apenas ahondan en sus análisis, prefieren mirar para otro lado –se han vueltos interlocutores de todos los patronos- y de paso a ver si con una huelguita obtienen réditos políticos: imaginemos que éxito: uno, dos, cuatro diputados más para vivir a la bartola otros cuatro años. Una huelga ¿contra quién, con qué continuidad? ¿Contra los terroristas económicos que existen aquí, en Alemania, en el Fondo Monetario Internacional, en las bolsas, bancos, en las estructuras del neoliberalismo económico, contra las grandes mafias que controlan los mercados, imponen las leyes laborales, refugian sus ingentes e ilícitas ganancias en paraísos fiscales, manipulan la información? No. También contra lo fácil, el chivo expiatorio, el lacayo del sistema putrefacto en el que los unos y los otros chapotean, el gobierno de Zapatero. ¿Que viene el recambio, el PP y los CIU tan aparentemente nacionalistas como capitalistas corruptos y cristiano reaccionarios? ¡Qué les importa! Ellos a lo suyo. Y hablando de terrorismo. Se plantea, junto a la reforma laboral y las medidas que deterioran el nivel de vida de los trabajadores y favorecen a la patronal, los bancos y a la corrupción de un sistema que se enseñorea de toda Europa, el desmadre articulado por la Salgado. Y así una reforma propuesta por el Gobierno, su Gobierno, para investigar el delito fiscal, ella la cercena. Al parecer solo existe un terrorismo reconocido, el que se sitúa en Euskal Herría, para el que si se articula una nueva reforma del código penal por el que las penas no puedan prescribir nunca. Mas para el económico, de efectos más devastadores, se impide la inspección del delito fiscal y que se pueda castigar a quienes defraudan por ser poseedores de grandes fortunas, intocables. Los grandes terroristas económicos herederos del franquismo, del neo capitalismo salvaje siguen siendo los padres de esta “Patria”. El delito se considera leve, y si se le detecta, prescribe a la mayor brevedad posible.
Vamos a intentar en este número de La Antorcha y siguientes hablar de estos temas. Desde las crisis pasadas y las críticas históricas a la situación del presente. Esperamos nuevas aportaciones.
ALBERT EINSTEIN. La crisis del 29.
Le aterra que no haya presos o alguien deje de morirse; uno, uno solo como protesta a ese régimen, al que Vargas Llosa tiene tanto odio, y escribe y da charlas continuas y participa en reuniones fascistas pidiendo se termine con él, un odio visceral que parece impedirle conciliar el sueño. ¡Con lo bien que se vive en democracias como Honduras –el asesinato allí, de periodistas o ciudadanos, por sicarios golpistas o matones del régimen no cuenta, como tampoco cuenta en Méjico donde son balaceados diariamente decenas de personas en una guerra no declarada. Es mejor meterse con Chávez o Morales que contra auténticas dictaduras como las de Colombia que no ha dudado a través de las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia en utilizar hornos crematorios donde hacer desaparecer a sus víctimas, cuando no las arrojan al río Cauca, en el sur del Departamento de Antioquia, siendo gobernador entonces Álvaro Uribe, largo tiempo “demócrata “ Presidente de la Nación. Y esto para no referirnos a otras guerras o genocidios que le pillan más lejos y de los que sus amigos Aznar o el viejo Bush tanta responsabilidad tienen. Nos gustaría saber porque Hyde no silencia a Jekyll, que destruye día a día su oficio de escritor.
D E E C O N O M Í A
España 2010
La crisis económica. Meses, años ya, hablando de ella. ¿Hablamos, nos hablan de la crisis económica? No. Ni los políticos, ni los llamados expertos o analistas financieros. Y menos los periodistas. Se limitan a comentar, decir, “lo que dicen otros”. ¿Y que dicen los que tienen que decir? Dirigentes del PSOE culpan de la situación a la crisis de los mercados internacionales. Si los bancos aseguran que carecen de liquidez y cierran sus créditos, si aumenta el paro, si las industrias de la construcción, turística, automovilística afirman que desciende la producción y han de multiplicar los despidos de trabajadores y reducir los costes sociales, etc. ¿no existen culpables?. El partido popular y el autista Rajoy, son más simples, monótonos. Como buenos discípulos de las grandes escuelas históricas del fascismo que utilizan la demagogia populista –la misma empleada para hablar de la corrupción que se enseñorea de sus conspicuos representantes- reducen la crisis a un solo nombre: Zapatero. Si muriera el perro se acabaría la rabia. El día que Zapatero de paso a Rajoy en la Moncloa se terminará la crisis. Y las organizaciones que se dicen de izquierdas apenas ahondan en sus análisis, prefieren mirar para otro lado –se han vueltos interlocutores de todos los patronos- y de paso a ver si con una huelguita obtienen réditos políticos: imaginemos que éxito: uno, dos, cuatro diputados más para vivir a la bartola otros cuatro años. Una huelga ¿contra quién, con qué continuidad? ¿Contra los terroristas económicos que existen aquí, en Alemania, en el Fondo Monetario Internacional, en las bolsas, bancos, en las estructuras del neoliberalismo económico, contra las grandes mafias que controlan los mercados, imponen las leyes laborales, refugian sus ingentes e ilícitas ganancias en paraísos fiscales, manipulan la información? No. También contra lo fácil, el chivo expiatorio, el lacayo del sistema putrefacto en el que los unos y los otros chapotean, el gobierno de Zapatero. ¿Que viene el recambio, el PP y los CIU tan aparentemente nacionalistas como capitalistas corruptos y cristiano reaccionarios? ¡Qué les importa! Ellos a lo suyo. Y hablando de terrorismo. Se plantea, junto a la reforma laboral y las medidas que deterioran el nivel de vida de los trabajadores y favorecen a la patronal, los bancos y a la corrupción de un sistema que se enseñorea de toda Europa, el desmadre articulado por la Salgado. Y así una reforma propuesta por el Gobierno, su Gobierno, para investigar el delito fiscal, ella la cercena. Al parecer solo existe un terrorismo reconocido, el que se sitúa en Euskal Herría, para el que si se articula una nueva reforma del código penal por el que las penas no puedan prescribir nunca. Mas para el económico, de efectos más devastadores, se impide la inspección del delito fiscal y que se pueda castigar a quienes defraudan por ser poseedores de grandes fortunas, intocables. Los grandes terroristas económicos herederos del franquismo, del neo capitalismo salvaje siguen siendo los padres de esta “Patria”. El delito se considera leve, y si se le detecta, prescribe a la mayor brevedad posible.
Vamos a intentar en este número de La Antorcha y siguientes hablar de estos temas. Desde las crisis pasadas y las críticas históricas a la situación del presente. Esperamos nuevas aportaciones.
ALBERT EINSTEIN. La crisis del 29.
En 1934 escribió sobre la crisis de los años 30 Albert Einstein: “Esta crisis tiene un carácter distinto por basarse en una serie de condiciones totalmente nuevas, nacidas del rápido progreso de los métodos de producción. Actualmente solo se necesita una fracción de trabajo humano disponible en el mundo para la producción del volumen total de bienes de consumo necesarios para la vida. Este hecho, en un sistema económico, laissez faire absoluto, tiene que generar paro. Una superproducción aparente, tan grande que excede a la demanda: quienes intentan responsabilizarse de la presente crisis no hacen sino jugar con las palabras (…) Estoy seguro de que este mismo proceso técnico que debía aliviar al género humano de gran parte del trabajo necesario para su subsistencia es la causa principal de nuestras desgracias actuales(…) Debería adoptarse una economía totalmente planificada en la que sea la comunidad la que distribuya y produzca los bienes de consumo (…) Debería reducirse por ley el número de horas de trabajo semanales en todas las ramas de la industria hasta acabar por completo con el paro. Deberían fijarse al mismo tiempo salarios mínimos, de modo que el poder adquisitivo de los trabajadores se correspondiera con la producción (…) Control del volumen de dinero en circulación y del volumen de crédito, de modo que los precios permanezcan estables, aboliendo todo patrón monetario (…) Es necesario tomar medidas que hagan posible y necesario que los jóvenes participen en el proceso productivo. Además, las personas de edad avanzada deberían quedar excluidas de cierto tipo de trabajos, recibiendo en cambio una pensión por haber trabajado ya bastante en bien de la sociedad (…) Deben cortarse las fluctuaciones del valor del dinero, sustituyendo el patrón oro por otro basado en determinado tipo de bienes seleccionados según la condición del consumo tal como propuso hace tiempo Keynes.
JOSÉ LUIS SAMPEDRO. El humanista y la economía.
JOSÉ LUIS SAMPEDRO. El humanista y la economía.
José Luis Sampedro es una de las personas más lúcidas, entrañables de España. José Luis Rodríguez Zapatero no le tiene entre sus asesores. Prefiere a tipos como Miguel Boyer. Así vamos. A Sampedro la masa no puede verle ni escucharle, como a tantos otros, tan ineptos como reaccionarios “expertos en temas económicos”, no puede por tanto seguir sus análisis socio políticos ni sus reflexiones sobre el mercado, la dependencia, el desarrollo regional, la planificación ecológica, la productividad, las multinacionales o las razones de la actual crisis de la economía mundial. Sí es más seguido por el público Sampedro a través de sus novelas.
La masa es un producto moldeado por los medios de comunicación, por tanto, sin que sea su culpa, es ciega, sorda y muda. Y quienes la manipulan, políticos, gobernantes, no gustan de hombres como José Luis Sampedro, demasiado lúcidos para que les den espacios de libertad. ¿Premios, reconocimientos oficiales? Eso queda para otras gentes. Los siervos o lacayos de los partidos o del dios mercado. Y así las páginas de los periódicos o las informaciones o tertulias audiovisuales se llenan de apologistas del capitalismo explotador o de mensajes crípticos e indescifrables en los análisis económicos para ella realizados. Mentiras. Fraudes. Corrupciones. Les pagan para ello.
Recogemos hoy en La Antorcha del Siglo XXI unas líneas escritas por José Luis Sampedro y entresacadas del libro Economía humanista. Algo más que cifras. A partir de ellas, si existiera de verdad la libertad de información y de opinión, podríamos iniciar un profundo diálogo, tan necesario como esclarecedor. Pero el diálogo está proscrito en el monopolio mediático y el terrorismo económico. Pertenecen a la introducción escrita por Sampedro en la obra citada:
“Mi diagnóstico es contrario a la optimista versión del pensamiento económico dominante en los países más adelantados (…) Mantengo mi opinión sobre la decadencia del sistema. Es verdad que se ofrece una igualdad ante la ley, falsa por completo dada la injusta distribución mundial de los bienes del planeta entre sus habitantes, desigualdad que no se ha corregido en todos los decenios en que se viene hablando de suprimir la pobreza. También es cierto que el sistema proclama declaraciones democráticas, pero la realidad nos enfrenta con organizaciones oligárquicas que mantienen su poder gracias al dominio de los medios informativos, con la consiguiente manipulación de la opinión pública, además de justificarse en ideologías elaboradas por los intelectuales a su servicio. En cuanto al desarrollo económico, recibe el injustificado nombre de sostenible, cuando en realidad la triplicación de la población mundial en un siglo, y el deterioro del medio ambiente en este tiempo, conducen a la conclusión de que el proceso no podrá mantenerse mucho tiempo como hasta ahora. Y en cuanto a la libertad basta asomarse a esos mismos medios informativos para tener que preguntarse inmediatamente quienes son los verdaderos beneficiarios de la misma (…) Como escribió muy bien John Kenneth Galbraith, buena parte de los textos de la ciencia económica en los dos últimos siglos contienen formulaciones en el sentido deseado por los poderes establecidos. Se comprende que este excelente economista no pudiera obtener el premio Nóbel, concedido en cambio a su oponente Friedman.
El diagnóstico negativo de la situación global y la percepción de la decadencia se confirma, a poco que se reconozca la aberración de seguir impulsando un estado de desarrollo ya insostenible. A eso se añaden actuaciones en otros campos que rayan en la barbarie, porque afectan a valores básicos constitutivos del sistema (…) No me cabe la menor duda de que la ideología económica vigente, halagadora de los intereses dominantes es un aspecto más de la decadencia global (…) En el tiempo de la “economía política” interesaba producir bienes, pensando en las necesidades de la pobreza, mucho más que idear mecanismos financieros y especulativos para multiplicar ganancias (…) La penosa situación actual… basta por si sola para poner de manifiesto la irracionalidad cotidiana del sistema en su uso y abuso de los grandes recursos naturales.”
CARLOS TAIBO. 169 Diputados
La masa es un producto moldeado por los medios de comunicación, por tanto, sin que sea su culpa, es ciega, sorda y muda. Y quienes la manipulan, políticos, gobernantes, no gustan de hombres como José Luis Sampedro, demasiado lúcidos para que les den espacios de libertad. ¿Premios, reconocimientos oficiales? Eso queda para otras gentes. Los siervos o lacayos de los partidos o del dios mercado. Y así las páginas de los periódicos o las informaciones o tertulias audiovisuales se llenan de apologistas del capitalismo explotador o de mensajes crípticos e indescifrables en los análisis económicos para ella realizados. Mentiras. Fraudes. Corrupciones. Les pagan para ello.
Recogemos hoy en La Antorcha del Siglo XXI unas líneas escritas por José Luis Sampedro y entresacadas del libro Economía humanista. Algo más que cifras. A partir de ellas, si existiera de verdad la libertad de información y de opinión, podríamos iniciar un profundo diálogo, tan necesario como esclarecedor. Pero el diálogo está proscrito en el monopolio mediático y el terrorismo económico. Pertenecen a la introducción escrita por Sampedro en la obra citada:
“Mi diagnóstico es contrario a la optimista versión del pensamiento económico dominante en los países más adelantados (…) Mantengo mi opinión sobre la decadencia del sistema. Es verdad que se ofrece una igualdad ante la ley, falsa por completo dada la injusta distribución mundial de los bienes del planeta entre sus habitantes, desigualdad que no se ha corregido en todos los decenios en que se viene hablando de suprimir la pobreza. También es cierto que el sistema proclama declaraciones democráticas, pero la realidad nos enfrenta con organizaciones oligárquicas que mantienen su poder gracias al dominio de los medios informativos, con la consiguiente manipulación de la opinión pública, además de justificarse en ideologías elaboradas por los intelectuales a su servicio. En cuanto al desarrollo económico, recibe el injustificado nombre de sostenible, cuando en realidad la triplicación de la población mundial en un siglo, y el deterioro del medio ambiente en este tiempo, conducen a la conclusión de que el proceso no podrá mantenerse mucho tiempo como hasta ahora. Y en cuanto a la libertad basta asomarse a esos mismos medios informativos para tener que preguntarse inmediatamente quienes son los verdaderos beneficiarios de la misma (…) Como escribió muy bien John Kenneth Galbraith, buena parte de los textos de la ciencia económica en los dos últimos siglos contienen formulaciones en el sentido deseado por los poderes establecidos. Se comprende que este excelente economista no pudiera obtener el premio Nóbel, concedido en cambio a su oponente Friedman.
El diagnóstico negativo de la situación global y la percepción de la decadencia se confirma, a poco que se reconozca la aberración de seguir impulsando un estado de desarrollo ya insostenible. A eso se añaden actuaciones en otros campos que rayan en la barbarie, porque afectan a valores básicos constitutivos del sistema (…) No me cabe la menor duda de que la ideología económica vigente, halagadora de los intereses dominantes es un aspecto más de la decadencia global (…) En el tiempo de la “economía política” interesaba producir bienes, pensando en las necesidades de la pobreza, mucho más que idear mecanismos financieros y especulativos para multiplicar ganancias (…) La penosa situación actual… basta por si sola para poner de manifiesto la irracionalidad cotidiana del sistema en su uso y abuso de los grandes recursos naturales.”
CARLOS TAIBO. 169 Diputados
Merece reflexión lo que ha ocurrido en las últimas semanas, al calor del despliegue de un draconiano plan de ajuste, con los cuadros del Partido Socialista Obrero Español. Por concretar el argumento en lo sucedido en un recinto relevante, el Congreso de Diputados de Madrid, téngase presente que ni uno solo de los 169 representantes socialistas que toman asiento en esa institución ha tenido a bien expresar, en público, ninguna discusión, ni mayor ni menor, en lo que hace al contenido del mentado plan. Hablamos de las mismas personas –no se olvide- que unos días antes sostenían una y otra vez que el Gobierno socialista no toleraría en modo alguno recortes en los derechos sociales.
No sé si a estas alturas tiene algún sentido examinar las escasas y precarias explicaciones ofrecidas para justificar un cambio tan drástico, y tan patético, de actitud. Para que no queden cabos sueltos rescatemos, aún con todo, las dos que parecen disfrutar de mayor presencia. La primera señala sin más que el plan de ajuste es una imposición de la Unión Europea. Aunque el argumento en si resulta irreprochable, deja en mal lugar, claro, a nuestros gobernantes y a sus acólitos: si, por un lado, revela bien a las claras que los primeros –los gobernantes-no habían hecho sus deberes, por el otro pone de manifiesto su incapacidad para preservar, retórica aparte, un proyecto distinto del que preconiza una UE visiblemente neoliberalizada. La segunda de las explicaciones, ya muy sabida, se asienta en la superstición de que los numerosos y graves problemas que arrastra la economía española nada tienen que ver con las políticas abrazadas por los dirigentes socialistas: muy al contrario remitirían –se nos dice- a fenómenos externos y responsabilidades ajenas, como las vinculadas con la crisis estadounidense, la herencia recibida en 2004 del partido popular o, en suma, las impresentables prácticas de los especuladores que se mueven por todas partes.
Sobran las evidencias para repudiar, y hacerlo sin ningún margen para la duda, la tesis que acabamos de oponer en boca de otros. Basta con recordar al respecto que el Gobierno español, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, no solo permitió las prácticas especulativas y el engordamiento de la burbuja inmobiliaria: antes bien, articuló con claridad uno y otro proceso. Más allá de ello, y en lo que se refiere a los últimos años, ha asumido medidas tan impresentables como las que se han traducido en la desaparición del impuesto sobre el patrimonio, la concesión de 400 euros de rebaja fiscal a todos los ciudadanos –beneficiando por igual, lamentablemente, al más rico y al más pobre- una subida del IVA en la que es imposible apreciar ninguna vocación redistributiva, la preservación de una laxísima legislación en lo que respecta a los paraísos fiscales o, en fin, la extrema inanidad de una lucha contra el fraude que permite que las prácticas delictivas sigan siendo una realidad. Para que nada falte, el mismo Gobierno que a la postre ha reducido los salarios de los funcionarios y ha congelado las pensiones no ha tenido mayor problema en asignar sumas hipermillonarias al rescate de instituciones financieras en crisis.
Conviene prestar atención a un dato que descuella, con todo, por encima de los demás: faltan las noticias que dan cuenta de la apertura de causas legales contra aquellas personas que es razonable suponer fueron en su momento responsables de prácticas financieras y contables poco edificantes. Alguien podrá preguntarse si ello es así de resultas de una actitud impresentablemente relajada del lado de los jueces. Pero no parece que sea ese el problema: lo que ocurre, tanto más indignante, es que las normas legales que nuestros gobernantes decidieron alentar y aplicar son extremadamente permisivas en lo que hace a las conductas correspondientes. Al fin y al cabo, eso es lo que ha venido a significar la tan traída y llevada desregulación que ha marcado indeleblemente la lógica neoliberal: si las normas legales reguladoras desaparecen, lo hacen también, como por ensalmo, los delitos. De nuevo se me permitirá que subraye que lo anterior remite, en lo que atañe a nuestros gobernantes, a algo más que una mera complicidad con conductas reprobables.
Para cerrar el círculo no está de más que hagamos una glosa de la singularísima actitud que, en relación con todo esto, ha asumido el Partido Popular. Una de sus dimensiones la configura el hecho, paradójico, de que en estas horas se niegue a apoyar un plan de ajuste, que en los hechos, y mal que bien, ha defendido calurosamente durante mucho tiempo. Para dar cuenta de una conducta tan sorprendente no hay que ir muy lejos, por detrás están, claro, las miserias del juego político, con las elecciones en la trastienda. Mayor relieve corresponde, aun así, a la segunda dimensión: solo los más ingenuos parecen llevados a abrazar la conclusión de que, cuando el Partido Popular gobernó, con José María Aznar, en Madrid sus prácticas fueron diferentes de las alentadas más adelante por su rival socialista. No parece fuera de lugar incidir al respecto, que con ocasión del primer mandato presidencial de Rodríguez Zapatero los populares repetían incansables que las cosas en economía iban bien –que tino en el diagnóstico, por cierto- porque el Gobierno socialista se limitaba a aplicar las mismas recetas preconizadas por sus antecesores.
Puestos a reseñar una sorpresa más, la última, ahí está la que ofrece la certificación de que tirios y troyanos, socialistas y populares, al final nos ofrecen, con solemne descaro, más de lo mismo: si la globalización en curso ha acarreado que los beneficios se privaticen mientras las pérdidas, en cambio, se socializan –ya lo saben funcionarios y pensionistas- ninguna garantía hay de que los desmanes y dislates de los últimos años no se van a repetir a la vuelta de la esquina.
MIKEL AMETZOLA (Ex economista, creador de la casa rural ametzola Bilbao).
Dineros españoles en Suiza.
No sé si a estas alturas tiene algún sentido examinar las escasas y precarias explicaciones ofrecidas para justificar un cambio tan drástico, y tan patético, de actitud. Para que no queden cabos sueltos rescatemos, aún con todo, las dos que parecen disfrutar de mayor presencia. La primera señala sin más que el plan de ajuste es una imposición de la Unión Europea. Aunque el argumento en si resulta irreprochable, deja en mal lugar, claro, a nuestros gobernantes y a sus acólitos: si, por un lado, revela bien a las claras que los primeros –los gobernantes-no habían hecho sus deberes, por el otro pone de manifiesto su incapacidad para preservar, retórica aparte, un proyecto distinto del que preconiza una UE visiblemente neoliberalizada. La segunda de las explicaciones, ya muy sabida, se asienta en la superstición de que los numerosos y graves problemas que arrastra la economía española nada tienen que ver con las políticas abrazadas por los dirigentes socialistas: muy al contrario remitirían –se nos dice- a fenómenos externos y responsabilidades ajenas, como las vinculadas con la crisis estadounidense, la herencia recibida en 2004 del partido popular o, en suma, las impresentables prácticas de los especuladores que se mueven por todas partes.
Sobran las evidencias para repudiar, y hacerlo sin ningún margen para la duda, la tesis que acabamos de oponer en boca de otros. Basta con recordar al respecto que el Gobierno español, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, no solo permitió las prácticas especulativas y el engordamiento de la burbuja inmobiliaria: antes bien, articuló con claridad uno y otro proceso. Más allá de ello, y en lo que se refiere a los últimos años, ha asumido medidas tan impresentables como las que se han traducido en la desaparición del impuesto sobre el patrimonio, la concesión de 400 euros de rebaja fiscal a todos los ciudadanos –beneficiando por igual, lamentablemente, al más rico y al más pobre- una subida del IVA en la que es imposible apreciar ninguna vocación redistributiva, la preservación de una laxísima legislación en lo que respecta a los paraísos fiscales o, en fin, la extrema inanidad de una lucha contra el fraude que permite que las prácticas delictivas sigan siendo una realidad. Para que nada falte, el mismo Gobierno que a la postre ha reducido los salarios de los funcionarios y ha congelado las pensiones no ha tenido mayor problema en asignar sumas hipermillonarias al rescate de instituciones financieras en crisis.
Conviene prestar atención a un dato que descuella, con todo, por encima de los demás: faltan las noticias que dan cuenta de la apertura de causas legales contra aquellas personas que es razonable suponer fueron en su momento responsables de prácticas financieras y contables poco edificantes. Alguien podrá preguntarse si ello es así de resultas de una actitud impresentablemente relajada del lado de los jueces. Pero no parece que sea ese el problema: lo que ocurre, tanto más indignante, es que las normas legales que nuestros gobernantes decidieron alentar y aplicar son extremadamente permisivas en lo que hace a las conductas correspondientes. Al fin y al cabo, eso es lo que ha venido a significar la tan traída y llevada desregulación que ha marcado indeleblemente la lógica neoliberal: si las normas legales reguladoras desaparecen, lo hacen también, como por ensalmo, los delitos. De nuevo se me permitirá que subraye que lo anterior remite, en lo que atañe a nuestros gobernantes, a algo más que una mera complicidad con conductas reprobables.
Para cerrar el círculo no está de más que hagamos una glosa de la singularísima actitud que, en relación con todo esto, ha asumido el Partido Popular. Una de sus dimensiones la configura el hecho, paradójico, de que en estas horas se niegue a apoyar un plan de ajuste, que en los hechos, y mal que bien, ha defendido calurosamente durante mucho tiempo. Para dar cuenta de una conducta tan sorprendente no hay que ir muy lejos, por detrás están, claro, las miserias del juego político, con las elecciones en la trastienda. Mayor relieve corresponde, aun así, a la segunda dimensión: solo los más ingenuos parecen llevados a abrazar la conclusión de que, cuando el Partido Popular gobernó, con José María Aznar, en Madrid sus prácticas fueron diferentes de las alentadas más adelante por su rival socialista. No parece fuera de lugar incidir al respecto, que con ocasión del primer mandato presidencial de Rodríguez Zapatero los populares repetían incansables que las cosas en economía iban bien –que tino en el diagnóstico, por cierto- porque el Gobierno socialista se limitaba a aplicar las mismas recetas preconizadas por sus antecesores.
Puestos a reseñar una sorpresa más, la última, ahí está la que ofrece la certificación de que tirios y troyanos, socialistas y populares, al final nos ofrecen, con solemne descaro, más de lo mismo: si la globalización en curso ha acarreado que los beneficios se privaticen mientras las pérdidas, en cambio, se socializan –ya lo saben funcionarios y pensionistas- ninguna garantía hay de que los desmanes y dislates de los últimos años no se van a repetir a la vuelta de la esquina.
MIKEL AMETZOLA (Ex economista, creador de la casa rural ametzola Bilbao).
Dineros españoles en Suiza.
El liberalismo atroz que vivimos ha hecho retroceder las “ideas” hasta la época de las cavernas y los bolsillos de los humanos en un porcentaje importante que sirve para “rellenar” de nuevo los de los poderosos, con el único fin de conseguir “ganar ese juego del monopoli” que para ellos es el mundo, ya que lo que tenían anteriormente no eran capaces de gastarlo dilapidándolo durante unas cuantas generaciones.
Centrándonos en lo local, es curioso como pasa casi inadvertida esa noticia sobre las más de 1500 familias “pilladas” con sus dineros en Suiza. En la legislación española existe el delito fiscal (con penas de cárcel) para aquellos que defraudan más de 120.000 euros (por muchísimo menos hay cantidad de drogadictos en la cárcel), y pasa inadvertido que la cárcel es evadible para estas personas si regularizan su situación voluntariamente y pagan. Y pasa inadvertida la pelea entre la agencia tributaria que preconiza que se analice y se actúe en consecuencia solamente teniendo en cuenta la defraudación por impuestos no liquidados sobre los intereses percibidos por esas cuentas. Y ahora se nos dice que no es así y la agrupación de inspectores de hacienda cree que hay “que entrar a saco” e intentar ver de donde proceden “esos dineros” puesto que hay casi un 100% de probabilidades de que esos capitales sean en si mismo a su vez defraudaciones anteriores de rentas no declaradas.
Y el colmo de las injusticias es la información que añade que “si estas familias adineradas” se avienen a confesar donde tienen guardados sus capitales –no los ya conocidos por Hacienda, de los que un empleado de un banco inglés ha entregado sus nombres a la justicia francesa, sino de todos aquellos que ni se conocen donde están ni siquiera si existen- y traerlos de vuelta a España, el tan temido Fisco, por un precio inferior al que pagamos el resto de los españoles está dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva y los jueces idem de lo mismo ya que no existiría denuncia por parte de Hacienda al ser una declaración voluntaria. No conocemos una legislación semejante para quién se presentara un día a la policía inculpándose por ejemplo de haber robado 120.000 euros a cualquier persona. ¿Por qué los ricos no pueden sentarse en el banquillo?
Evadir es tan sencillo como realizar varios apuntes contables. En el primer caso el dinero sale de un banco español a otro suizo, el segundo apunte en el banco español es doble: por una parte anula la transferencia al banco suizo (con lo que además se borran las huellas ya que el dinero se encuentra efectivamente en Suiza y para seguirle la pista habría que investigarlo allí y no en el Estado español) y para compensar el asiento hace una salida del dinero por caja (el dinero teóricamente lo tiene el cliente en su poder, para guardarlo o gastarlo, pero realmente está en Suiza, y repetidas estas operaciones contables, ¡vaya usted después a comprobar que se hizo de él, en que se lo gastó!. Y este entramado de defraudación tiene un montaje totalmente legal y termina produciendo tremendos desequilibrios. Sus consecuencias económicas son tan demoledoras, que ya ni los socialdemócratas “racionalizadores” del sistema ni los propios gobernantes de la derecha ultraliberal pueden permitirse el lujo de volver la cabeza hacia otro lado.
Un ejemplo. Imaginemos una empresa importadora de plátanos con sede en Madrid que compra plátanos en Costa Rica. La empresa española posee 2 empresas propiedad en un 100% de los mismos accionistas, una con sede en las Islas Caimán y otra en las Islas Yérsey (ambas paraísos fiscales). La empresa de las islas Caimán compra el kilo de plátanos en Costa Rica a 1 euro y los vende a la de las Islas Yérsey a 2 euros. Esta a su vez los vende a la empresa de Madrid a 3 euros y la empresa importadora de Madrid los vende a Merca Madrid a 4 euros. En realidad la empresa ha obtenido 3 euros de beneficio pero su tributación al Estado español ha sido de 1 euro. Las dos terceras partes del beneficio no solamente no han tributado sino que han salido del estado español siendo colocadas en paraísos fiscales de una forma absolutamente legal. Creo recordar que se ofrece el dato espectacular de una de estas islas en que la empresa española exportaba al año mayor cantidad de toneladas de plátanos que varios de los países productores juntos. Pequeños ejemplos de monstruosos entramados que evaden así cantidades ingentes de dinero.
LORENZO MARTÍNEZ AGUILAR. (Escritor e historiador. Linares, Jaén.)
Los mercados del dinero y los mercaderes sin ética.
Centrándonos en lo local, es curioso como pasa casi inadvertida esa noticia sobre las más de 1500 familias “pilladas” con sus dineros en Suiza. En la legislación española existe el delito fiscal (con penas de cárcel) para aquellos que defraudan más de 120.000 euros (por muchísimo menos hay cantidad de drogadictos en la cárcel), y pasa inadvertido que la cárcel es evadible para estas personas si regularizan su situación voluntariamente y pagan. Y pasa inadvertida la pelea entre la agencia tributaria que preconiza que se analice y se actúe en consecuencia solamente teniendo en cuenta la defraudación por impuestos no liquidados sobre los intereses percibidos por esas cuentas. Y ahora se nos dice que no es así y la agrupación de inspectores de hacienda cree que hay “que entrar a saco” e intentar ver de donde proceden “esos dineros” puesto que hay casi un 100% de probabilidades de que esos capitales sean en si mismo a su vez defraudaciones anteriores de rentas no declaradas.
Y el colmo de las injusticias es la información que añade que “si estas familias adineradas” se avienen a confesar donde tienen guardados sus capitales –no los ya conocidos por Hacienda, de los que un empleado de un banco inglés ha entregado sus nombres a la justicia francesa, sino de todos aquellos que ni se conocen donde están ni siquiera si existen- y traerlos de vuelta a España, el tan temido Fisco, por un precio inferior al que pagamos el resto de los españoles está dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva y los jueces idem de lo mismo ya que no existiría denuncia por parte de Hacienda al ser una declaración voluntaria. No conocemos una legislación semejante para quién se presentara un día a la policía inculpándose por ejemplo de haber robado 120.000 euros a cualquier persona. ¿Por qué los ricos no pueden sentarse en el banquillo?
Evadir es tan sencillo como realizar varios apuntes contables. En el primer caso el dinero sale de un banco español a otro suizo, el segundo apunte en el banco español es doble: por una parte anula la transferencia al banco suizo (con lo que además se borran las huellas ya que el dinero se encuentra efectivamente en Suiza y para seguirle la pista habría que investigarlo allí y no en el Estado español) y para compensar el asiento hace una salida del dinero por caja (el dinero teóricamente lo tiene el cliente en su poder, para guardarlo o gastarlo, pero realmente está en Suiza, y repetidas estas operaciones contables, ¡vaya usted después a comprobar que se hizo de él, en que se lo gastó!. Y este entramado de defraudación tiene un montaje totalmente legal y termina produciendo tremendos desequilibrios. Sus consecuencias económicas son tan demoledoras, que ya ni los socialdemócratas “racionalizadores” del sistema ni los propios gobernantes de la derecha ultraliberal pueden permitirse el lujo de volver la cabeza hacia otro lado.
Un ejemplo. Imaginemos una empresa importadora de plátanos con sede en Madrid que compra plátanos en Costa Rica. La empresa española posee 2 empresas propiedad en un 100% de los mismos accionistas, una con sede en las Islas Caimán y otra en las Islas Yérsey (ambas paraísos fiscales). La empresa de las islas Caimán compra el kilo de plátanos en Costa Rica a 1 euro y los vende a la de las Islas Yérsey a 2 euros. Esta a su vez los vende a la empresa de Madrid a 3 euros y la empresa importadora de Madrid los vende a Merca Madrid a 4 euros. En realidad la empresa ha obtenido 3 euros de beneficio pero su tributación al Estado español ha sido de 1 euro. Las dos terceras partes del beneficio no solamente no han tributado sino que han salido del estado español siendo colocadas en paraísos fiscales de una forma absolutamente legal. Creo recordar que se ofrece el dato espectacular de una de estas islas en que la empresa española exportaba al año mayor cantidad de toneladas de plátanos que varios de los países productores juntos. Pequeños ejemplos de monstruosos entramados que evaden así cantidades ingentes de dinero.
LORENZO MARTÍNEZ AGUILAR. (Escritor e historiador. Linares, Jaén.)
Los mercados del dinero y los mercaderes sin ética.
La Agencia Tributaria ha calculado en 6.000 millones de euros el dinero refugiado en los paraísos fiscales, pertenecientes a unas 3.000 grandes fortunas españolas. En el siglo XVII, otro siglo de gran crisis, ya lo advirtió Francisco de Quevedo en su soneto titulado Advertencia a España.
Y es más fácil, ¡oh España! en muchos modos,
que lo que a todos le quitaste sola,
te puedan a ti sola quitar todos.
Al menos, desde entonces, no han cambiado sustancialmente las cosas en este sentido. Aunque, claro, entonces aún no existiera el imperio del Mercado moderno, o de los mercados, en sus versiones singular y plural, que tanto da. El Mercado bursátil; el Mercado bancario; el Mercado empresarial; el Mercado de los especuladores; el Mercado laboral; el Mercado de la vivienda; el Mercado de las fusiones del dinero en sus versiones caliente (como la sopa de los pobres) o fría (como el alma de un inquisidor). Es decir: la Bolsa, las acciones, los Bancos, que son algo así como las tres personas del verbo Mercado, y un solo dios: Dinero. “Poderoso caballero”, que le apodó el antedicho Quevedo.
El dinero es una religión con paraísos (fiscales), infiernos (ajenos); es un dios de color verde, de ideología neoliberal, y todo su poder concentrado en los Mercados, bajo los designios de sus sumos sacerdotes: banqueros, brokers, especuladores, grandes empresarios que conforman la amplia fauna que puebla su entorno. Pero sin alma ni escrúpulos. Ha ido desarrollando un lenguaje propio, nacido de los “latines” de la economía con la metodología de las abreviaturas: PIB, IPG, G-20, IBEX, BEF, FROB… que puebla los telediarios, se embosca en las páginas de los periódicos, nos amarga la existencia día a día, muy especialmente a la tropa que ha recalado en la obligación del desempleo, postergando su actividad laboral a los paseos de la desesperación, por culpa de una crisis que inventaron los Mercados y los sumos sacerdotes de la ingeniería financiera.
Los Mercados obran el milagro siempre en clave de virtud alienante, son los ascetas teologales del dinero bajo cuyo catecismo neoliberal aumenta todo: los beneficios empresariales a repartir a los ricos, la impunidad, la corrupción, las desigualdades sociales, las injusticias, el paro. Es su misión. Su modus vivendi. Su imperio. Su ley. Sin ética, egoístas, insolidarios, sin conciencia. ¿Cómo explicar si no que al mismo tiempo que aumenta, aumenta el número de registros en las listas del INEM, paralelamente, digo, aumenta el mínimo de ricos (mínimo un millón de euros limpios de polvo, paja y crisis)? Pero esto ya lo sabíamos desde hace tiempo. El tema está en que cada vez el problema se hace más hondo, sobre todo desde que el Mercado y los Mercaderes asignaron a los gobiernos el papel de maceros y vídeo vigilantes para que cumplan las incuestionables reglas del Mercado y lleven a cabo leyes para el “Mercadeo”. El Mercado, cuando cae en el caos que el mismo ha engendrado, se recupera bebiendo en las ubres del dinero público por pura necesidad de mantener la espiga del (su) sistema; sin embargo, cuando el Nilo crece (o sea, en tiempos de vacas gordas) son excluyentes y selectivos con la clientela del reparto.
Son los designios del Mercado. Y contra estos, de momento, no hay quien pueda. Ahí dentro estamos todos. Es inevitable, como respirar. Solo nos queda apelar a los gurús de lo imposible (antes se rezaba a Santa Rita de Casio, abogada de los imposibles, pero la costumbre del viejo clientelismo teocrático va pasando) para que nuestro nombre no figure en la lista de los que el Mercado ha nominado para caer bajo las zarpas de la indigencia (donde la dignidad pierde sus derechos sociales) y ser engullidos lentamente por los afilados dientes de las siglas con las que nos devora. Y en ese listado estamos casi todos, excepto, claro, aquellos que se refugian en los paraísos fiscales, ese Edén donde dios puso su primer negocio y el dinero se amontona a espuertas, libre de crisis, impuestos, ética y remordimientos. Los mismos que rigen el Mercado, los Mercados, el Mercadeo.
K L A U S B A R Ó M E T R O
Antología de citas en la estela de Kraus.
JOSÉ SARAMAGO. Optimistas.
Estamos hundidos en la mierda del mundo y no se puede ser optimista. El que es optimista o es estúpido, o insensible, o millonario.
FRANZ KAFKA. El progreso.
Creer en el progreso no significa creer que haya tenido lugar ningún progreso. Eso, claramente, sería no creer.
JUAN GOYTISOLO. Éxito y reconocimiento.
(Mi manera de ser). Una concepción de la vida ajena a toda gloria académica. A mis setenta y seis años sigo aprendiendo palabras, palabras y más palabras como un colegial, unas a sabiendas de que desaparecerán inexorablemente conmigo. No sé si eso es un sistema de inquietante inmadurez o el resultado de la divisa socrática grabada en el frontón de Delfos y que traducida a nuestra lengua reza simplemente: conócete a ti mismo.
W.M.URBAN. Ignorancia e ilustración.
Quizás nunca los hombres han sido a la vez tan instruidos y no obstante tan ignorantes, tan preocupados por los fines sin tener un objetivo claro, tan desilusionador y totalmente víctimas de la ilusión. Esta extraordinaria contradicción se manifiesta en toda nuestra cultura moderna, en nuestra ciencia y en nuestra filosofía, en nuestra literatura y en nuestro arte.
DISCURSO CONTRA LOS INTELECTUALES
3. El compromiso.
El intelectual gusta de disfrazarse de revolucionario. (Reciente polémica entre Andrés Trapiello y Benjamín Prado, con más razón para Trapiello). Vieja historia de Rafael Alberti y Miguel Hernández (sin duda con abismal diferencia a favor de Miguel Hernández). A veces se muestra como un exquisito diletante para decirnos que está más allá del bien y del mal, que, como a Joyce, no le interesa el ruido producido por las bombas cayendo en la ciudad sino el provocado por el viento que despierta la hoja del árbol. Cuando el compromiso en la creación es auténtico no se puede disociar del compromiso en la vida. Certeras palabras las de Walter Benjamin: “Ya declaró Breton que es preciso romper con una praxis que le presenta al público las expresiones literarias de una forma determinada de existencia, mientras le niega esa forma de existencia. Dicho más breve y dialécticamente: el ámbito de la poesía resultó reventado desde dentro cuando un círculo de personas estrechamente relacionadas entre si comenzó a practicar la “Vida Poética” hasta los límites extremos de lo posible”.
Tal vez, añadimos, eso no supo verlo, careció de valor o conocimiento para realizarlo Arthur Rimbaud. Sus incendiarios poemas eran de fogueo. Le llevaron a la extenuación. Tuvo que huir y arrastrar su vida penosamente, dejando de ser poeta y reconvirtiéndose en hombre de funesto compromiso para consigo mismo. No murió cuando murió, sino antes, cuando no supo vivir y por tanto dejó al tiempo de escribir. Cesó la existencia para él y la literatura quedó tan silenciada como su propia vida.
En 1858 Eduard von Baeurnfield, dramaturgo y crítico, había escrito: “Si no puedo escribir de acuerdo con mis sentimientos, mejor no escribir nada en absoluto”. ¿Qué es la libertad para el escritor? Tal vez conocerse tanto a si mismo como conocer el lenguaje que precisa desarrollar. No sujetarse a ningún dogma. No supeditarse a las leyes del mercado. Soñar con la revolución idealista y ética que se encuentra en la no contaminada utopía y vivir de acuerdo a ese sueño en la medida de lo posible. Artesano del lenguaje que ha heredado de los grandes escritores y él continúa trabajando con su propio desarrollo, recreándolo con su inventiva, huyendo de tópicos, estereotipos, frases hechas, reglas fijas y deformaciones que lo empobrecen. En la creación ser tan radical como Bakunin lo era en la crítica a la sociedad de su tiempo. Arrancar del pesimismo para luchar por un mundo más optimista. Combatir hasta el límite de sus fuerzas, tanto vital como creativamente por denunciar la corrupción social, la hipocresía, las tradiciones conservadoras, los optimismos reaccionarios, el mercado devastador y terrorista para las conciencias y para la belleza. No desconocer que la única guerra justa es la declarada contra las religiones, los capitalismos, los usurpadores nacionalistas de los procesos revolucionarios. Tener siempre presente las palabras del autor de todos los tiempos Shakespeare, pronunciadas por El Rey Lear:
¡Dioses! ¿Quién dice que ha llegado lo peor?
Ahora estoy peor que nunca.
Y podría estar peor. No estamos en lo peor
Mientras podamos decir que algo es peor.
El compromiso es siempre con uno mismo y con el conocimiento y su posible transmisión. Y es renunciar a la posesión de bienes y honores, que tanta dependencia espuria exigen. “Es más importante y más fácil no adquirir que perder”, decía Séneca a los estoicos. Se cuenta que cuando Diógenes pensaba que la fortuna le estaba mirando gritaba: “No puedo atarme a este perro rabioso”. Vivir de una manera sencilla, justo con aquello que te haga satisfacer tus necesidades y en cambio profundizar y enriquecerte al máximo en lo espiritual, conceptual diríamos mejor, es decir, apostar por lo necesario frente a lo superfluo para ser independiente. Como escribe Juan Goytisolo en su Elogio del saber no rentable: “El saber no rentable conduce las más de las veces al aislamiento y la marginación. No hay tribunales del Santo Oficio ni censura estatal como en tiempos de Franco, pero las medidas profilácticas, el cordón sanitario del que habla Marcel Bataillon en su obra sobre Erasmo y los europeístas, actúan aun de modo subrepticio en el ámbito de nuestros estudios. Resultado de ello es el anquilosamiento o fosilización del conocimiento (…) Los que no doblan prudentemente el espinazo, ascienden difícilmente en el escalafón (…) La transición política que cambió el rumbo de nuestra sociedad no ha sido acompañada, sino en sus aspectos más superficiales y mediáticos, de una transición cultural”.
C O L A B O R A C I O N E S
RAFAEL DE CÓZAR. Escritor. Catedrático de Literatura en la Universidad de Sevilla.
Los últimos dinosaurios a extinguir.
Si uno revisa los últimos 40 años de la historia literaria a través de sus generaciones de escritores, no es difícil deducir que las motivaciones de estos se han uniformado definitivamente y del pasado solo quedan los últimos dinosaurios. Entre los años 50 y 70 del pasado siglo había una uniformidad de conciencia, dentro de una relativa diversidad de estilos, una pasión crítica, en muchos casos incluso abiertamente enfrentada al sistema, tal vez porque la mayoría de los escritores e intelectuales no vivían exclusivamente de sus libros. El reconocimiento literario no tenía entonces una relación directa con el volumen de libros vendidos y se podría decir que la literatura vivía con cierta independencia del mercado, salvo excepciones. Incluso en la etapa cultural de la transición (más o menos entre 1976 y 1979) la actividad principal del escritor no era la creación pura, ni la principal obsesión era hacerse con contratos rentables, tal vez porque la infraestructura editorial tenía aún un sentido principalmente artesanal, salvo un reducido número de empresas. Una simple visión de las tiradas habituales entonces bastaría para explicar esto, y de ahí la relativa independencia del intelectual, incluso frente a su editor.
Desde inicios de los años 80 empieza a diversificarse esa industria editorial, antes casi exclusivamente centrada en Madrid o Barcelona, y poco a poco la literatura empieza a convertirse en industrial, a entrar de lleno en las leyes del mercado, con lo que muchos escritores, y sobre todo los más jóvenes, se convierten en fieles obedientes a esas consignas comerciales. La inversión publicitaria, que antes había sido mínima, y dependiente a menudo de la publicidad gratuita, comienza a entenderse como algo imprescindible, con lo que los suplementos literarios y revistas apoyan sus propios grupos editoriales. A esa industria le hace falta “carne fresca”, de rápida difusión y rápida sustitución, de acuerdo con las consignas también de las multinacionales, que se intercambian sus “cromos” en las grandes ferias (tipo Frankfurt) marcando líneas y modas previamente ensayadas: novela histórica, policíaca, de aventuras, etc.
No resulta fácil encontrar hoy escritores que no han cumplido los cincuenta con un volumen de obra incluso superior a lo que, por ejemplo, publicó Delibes en su vida, obviamente con tiradas y remuneración que supera con creces lo obtenido por aquellos escritores preindustriales. La vida de crápula y exceso nocturno por ejemplo de la generación del medio siglo, ha dejado paso al escritor abstemio, no fumador, administrativo de sus imprescindibles ocho horas de labor diaria, respetuoso oficinista acatador de las órdenes que llegan de arriba, por supuesto siempre políticamente correcto y sometido a los índices de venta.
Algunos de los escritores “preindustriales” han intentado y logrado subirse al tren. Otros se han quedado en vía muerta, en calidad de eméritos, sin editor posible, mientras unos pocos siguen luchando en la brecha, fieles a sus criterios, lógicamente más agresivos y más incorrectos que nunca, mientras desde nuevos frentes surgen pequeñas editoriales independientes, de nuevo artesanales, con una conciencia clara de lo que quieren hacer frente al sistema. Esta es la única esperanza para los que asumimos desde el principio no estar dentro de las reglas del juego. Si quieren un ejemplo de esos luchadores impertinentes, basta el ejemplo del que ha creado esta revista digital La Antorcha del Siglo XXI.
JESÚS MUNÁRRIZ. Escritor. Director de Hiperion.
A Blas de Otero en 2010
España, Blas, ya ves,
sin aquél, ya no es
la que sufriste.
Con sus más y sus menos
volvió
la libertad
y hoy la injusticia no es
achacable a uno solo
ni obligatorio el entontecimiento
recrecido y rampante.
El exceso de grasas
y la escasez de ideas
con éxito conviven
y se retroalimentan;
lo público es guarida de ladrones,
las finanzas refugio de asesinos en serie,
las cajas fuertes silos de armas de largo alcance;
no hay metas ni horizontes
sino los del dinero,
y a los pocos resquicios
que aún quedan, pronto acuden,
apenas sugeridos,
con sus apagafuegos,
las multinacionales,
los cuerpos especiales,
las zurrapas de los intelectuales.
Solo en la poesía,
igual que entonces, Blas,
quedan rincones
poco domesticados,
insumisos incluso,
aunque las golosinas
del poder
los tientan y socavan
y pescan a menudo
desertores.
España ya es Europa y Europa ya es el Mundo
y el Mundo un globo frágil,
superpoblado, injusto, maltratado, confuso,
fuente de bienestar para unos pocos,
de sufrimiento para casi todos.
Nos dejan elegir, eso sí, entre lo malo
conocido y lo malo
aún por conocer.
Ya ves, Blas,
esto no es
lo que soñabas tú, para después.
Los rusos han borrado el siglo XX
y los chinos, al bies
serán amos del mundo
el siglo XXII o el XXIII.
Si antes no pega el globo el último traspiés.
MANUEL GARCÍA VIÑÓ. Novelista, ensayista y crítico.
Y es más fácil, ¡oh España! en muchos modos,
que lo que a todos le quitaste sola,
te puedan a ti sola quitar todos.
Al menos, desde entonces, no han cambiado sustancialmente las cosas en este sentido. Aunque, claro, entonces aún no existiera el imperio del Mercado moderno, o de los mercados, en sus versiones singular y plural, que tanto da. El Mercado bursátil; el Mercado bancario; el Mercado empresarial; el Mercado de los especuladores; el Mercado laboral; el Mercado de la vivienda; el Mercado de las fusiones del dinero en sus versiones caliente (como la sopa de los pobres) o fría (como el alma de un inquisidor). Es decir: la Bolsa, las acciones, los Bancos, que son algo así como las tres personas del verbo Mercado, y un solo dios: Dinero. “Poderoso caballero”, que le apodó el antedicho Quevedo.
El dinero es una religión con paraísos (fiscales), infiernos (ajenos); es un dios de color verde, de ideología neoliberal, y todo su poder concentrado en los Mercados, bajo los designios de sus sumos sacerdotes: banqueros, brokers, especuladores, grandes empresarios que conforman la amplia fauna que puebla su entorno. Pero sin alma ni escrúpulos. Ha ido desarrollando un lenguaje propio, nacido de los “latines” de la economía con la metodología de las abreviaturas: PIB, IPG, G-20, IBEX, BEF, FROB… que puebla los telediarios, se embosca en las páginas de los periódicos, nos amarga la existencia día a día, muy especialmente a la tropa que ha recalado en la obligación del desempleo, postergando su actividad laboral a los paseos de la desesperación, por culpa de una crisis que inventaron los Mercados y los sumos sacerdotes de la ingeniería financiera.
Los Mercados obran el milagro siempre en clave de virtud alienante, son los ascetas teologales del dinero bajo cuyo catecismo neoliberal aumenta todo: los beneficios empresariales a repartir a los ricos, la impunidad, la corrupción, las desigualdades sociales, las injusticias, el paro. Es su misión. Su modus vivendi. Su imperio. Su ley. Sin ética, egoístas, insolidarios, sin conciencia. ¿Cómo explicar si no que al mismo tiempo que aumenta, aumenta el número de registros en las listas del INEM, paralelamente, digo, aumenta el mínimo de ricos (mínimo un millón de euros limpios de polvo, paja y crisis)? Pero esto ya lo sabíamos desde hace tiempo. El tema está en que cada vez el problema se hace más hondo, sobre todo desde que el Mercado y los Mercaderes asignaron a los gobiernos el papel de maceros y vídeo vigilantes para que cumplan las incuestionables reglas del Mercado y lleven a cabo leyes para el “Mercadeo”. El Mercado, cuando cae en el caos que el mismo ha engendrado, se recupera bebiendo en las ubres del dinero público por pura necesidad de mantener la espiga del (su) sistema; sin embargo, cuando el Nilo crece (o sea, en tiempos de vacas gordas) son excluyentes y selectivos con la clientela del reparto.
Son los designios del Mercado. Y contra estos, de momento, no hay quien pueda. Ahí dentro estamos todos. Es inevitable, como respirar. Solo nos queda apelar a los gurús de lo imposible (antes se rezaba a Santa Rita de Casio, abogada de los imposibles, pero la costumbre del viejo clientelismo teocrático va pasando) para que nuestro nombre no figure en la lista de los que el Mercado ha nominado para caer bajo las zarpas de la indigencia (donde la dignidad pierde sus derechos sociales) y ser engullidos lentamente por los afilados dientes de las siglas con las que nos devora. Y en ese listado estamos casi todos, excepto, claro, aquellos que se refugian en los paraísos fiscales, ese Edén donde dios puso su primer negocio y el dinero se amontona a espuertas, libre de crisis, impuestos, ética y remordimientos. Los mismos que rigen el Mercado, los Mercados, el Mercadeo.
K L A U S B A R Ó M E T R O
Antología de citas en la estela de Kraus.
JOSÉ SARAMAGO. Optimistas.
Estamos hundidos en la mierda del mundo y no se puede ser optimista. El que es optimista o es estúpido, o insensible, o millonario.
FRANZ KAFKA. El progreso.
Creer en el progreso no significa creer que haya tenido lugar ningún progreso. Eso, claramente, sería no creer.
JUAN GOYTISOLO. Éxito y reconocimiento.
(Mi manera de ser). Una concepción de la vida ajena a toda gloria académica. A mis setenta y seis años sigo aprendiendo palabras, palabras y más palabras como un colegial, unas a sabiendas de que desaparecerán inexorablemente conmigo. No sé si eso es un sistema de inquietante inmadurez o el resultado de la divisa socrática grabada en el frontón de Delfos y que traducida a nuestra lengua reza simplemente: conócete a ti mismo.
W.M.URBAN. Ignorancia e ilustración.
Quizás nunca los hombres han sido a la vez tan instruidos y no obstante tan ignorantes, tan preocupados por los fines sin tener un objetivo claro, tan desilusionador y totalmente víctimas de la ilusión. Esta extraordinaria contradicción se manifiesta en toda nuestra cultura moderna, en nuestra ciencia y en nuestra filosofía, en nuestra literatura y en nuestro arte.
DISCURSO CONTRA LOS INTELECTUALES
3. El compromiso.
El intelectual gusta de disfrazarse de revolucionario. (Reciente polémica entre Andrés Trapiello y Benjamín Prado, con más razón para Trapiello). Vieja historia de Rafael Alberti y Miguel Hernández (sin duda con abismal diferencia a favor de Miguel Hernández). A veces se muestra como un exquisito diletante para decirnos que está más allá del bien y del mal, que, como a Joyce, no le interesa el ruido producido por las bombas cayendo en la ciudad sino el provocado por el viento que despierta la hoja del árbol. Cuando el compromiso en la creación es auténtico no se puede disociar del compromiso en la vida. Certeras palabras las de Walter Benjamin: “Ya declaró Breton que es preciso romper con una praxis que le presenta al público las expresiones literarias de una forma determinada de existencia, mientras le niega esa forma de existencia. Dicho más breve y dialécticamente: el ámbito de la poesía resultó reventado desde dentro cuando un círculo de personas estrechamente relacionadas entre si comenzó a practicar la “Vida Poética” hasta los límites extremos de lo posible”.
Tal vez, añadimos, eso no supo verlo, careció de valor o conocimiento para realizarlo Arthur Rimbaud. Sus incendiarios poemas eran de fogueo. Le llevaron a la extenuación. Tuvo que huir y arrastrar su vida penosamente, dejando de ser poeta y reconvirtiéndose en hombre de funesto compromiso para consigo mismo. No murió cuando murió, sino antes, cuando no supo vivir y por tanto dejó al tiempo de escribir. Cesó la existencia para él y la literatura quedó tan silenciada como su propia vida.
En 1858 Eduard von Baeurnfield, dramaturgo y crítico, había escrito: “Si no puedo escribir de acuerdo con mis sentimientos, mejor no escribir nada en absoluto”. ¿Qué es la libertad para el escritor? Tal vez conocerse tanto a si mismo como conocer el lenguaje que precisa desarrollar. No sujetarse a ningún dogma. No supeditarse a las leyes del mercado. Soñar con la revolución idealista y ética que se encuentra en la no contaminada utopía y vivir de acuerdo a ese sueño en la medida de lo posible. Artesano del lenguaje que ha heredado de los grandes escritores y él continúa trabajando con su propio desarrollo, recreándolo con su inventiva, huyendo de tópicos, estereotipos, frases hechas, reglas fijas y deformaciones que lo empobrecen. En la creación ser tan radical como Bakunin lo era en la crítica a la sociedad de su tiempo. Arrancar del pesimismo para luchar por un mundo más optimista. Combatir hasta el límite de sus fuerzas, tanto vital como creativamente por denunciar la corrupción social, la hipocresía, las tradiciones conservadoras, los optimismos reaccionarios, el mercado devastador y terrorista para las conciencias y para la belleza. No desconocer que la única guerra justa es la declarada contra las religiones, los capitalismos, los usurpadores nacionalistas de los procesos revolucionarios. Tener siempre presente las palabras del autor de todos los tiempos Shakespeare, pronunciadas por El Rey Lear:
¡Dioses! ¿Quién dice que ha llegado lo peor?
Ahora estoy peor que nunca.
Y podría estar peor. No estamos en lo peor
Mientras podamos decir que algo es peor.
El compromiso es siempre con uno mismo y con el conocimiento y su posible transmisión. Y es renunciar a la posesión de bienes y honores, que tanta dependencia espuria exigen. “Es más importante y más fácil no adquirir que perder”, decía Séneca a los estoicos. Se cuenta que cuando Diógenes pensaba que la fortuna le estaba mirando gritaba: “No puedo atarme a este perro rabioso”. Vivir de una manera sencilla, justo con aquello que te haga satisfacer tus necesidades y en cambio profundizar y enriquecerte al máximo en lo espiritual, conceptual diríamos mejor, es decir, apostar por lo necesario frente a lo superfluo para ser independiente. Como escribe Juan Goytisolo en su Elogio del saber no rentable: “El saber no rentable conduce las más de las veces al aislamiento y la marginación. No hay tribunales del Santo Oficio ni censura estatal como en tiempos de Franco, pero las medidas profilácticas, el cordón sanitario del que habla Marcel Bataillon en su obra sobre Erasmo y los europeístas, actúan aun de modo subrepticio en el ámbito de nuestros estudios. Resultado de ello es el anquilosamiento o fosilización del conocimiento (…) Los que no doblan prudentemente el espinazo, ascienden difícilmente en el escalafón (…) La transición política que cambió el rumbo de nuestra sociedad no ha sido acompañada, sino en sus aspectos más superficiales y mediáticos, de una transición cultural”.
C O L A B O R A C I O N E S
RAFAEL DE CÓZAR. Escritor. Catedrático de Literatura en la Universidad de Sevilla.
Los últimos dinosaurios a extinguir.
Si uno revisa los últimos 40 años de la historia literaria a través de sus generaciones de escritores, no es difícil deducir que las motivaciones de estos se han uniformado definitivamente y del pasado solo quedan los últimos dinosaurios. Entre los años 50 y 70 del pasado siglo había una uniformidad de conciencia, dentro de una relativa diversidad de estilos, una pasión crítica, en muchos casos incluso abiertamente enfrentada al sistema, tal vez porque la mayoría de los escritores e intelectuales no vivían exclusivamente de sus libros. El reconocimiento literario no tenía entonces una relación directa con el volumen de libros vendidos y se podría decir que la literatura vivía con cierta independencia del mercado, salvo excepciones. Incluso en la etapa cultural de la transición (más o menos entre 1976 y 1979) la actividad principal del escritor no era la creación pura, ni la principal obsesión era hacerse con contratos rentables, tal vez porque la infraestructura editorial tenía aún un sentido principalmente artesanal, salvo un reducido número de empresas. Una simple visión de las tiradas habituales entonces bastaría para explicar esto, y de ahí la relativa independencia del intelectual, incluso frente a su editor.
Desde inicios de los años 80 empieza a diversificarse esa industria editorial, antes casi exclusivamente centrada en Madrid o Barcelona, y poco a poco la literatura empieza a convertirse en industrial, a entrar de lleno en las leyes del mercado, con lo que muchos escritores, y sobre todo los más jóvenes, se convierten en fieles obedientes a esas consignas comerciales. La inversión publicitaria, que antes había sido mínima, y dependiente a menudo de la publicidad gratuita, comienza a entenderse como algo imprescindible, con lo que los suplementos literarios y revistas apoyan sus propios grupos editoriales. A esa industria le hace falta “carne fresca”, de rápida difusión y rápida sustitución, de acuerdo con las consignas también de las multinacionales, que se intercambian sus “cromos” en las grandes ferias (tipo Frankfurt) marcando líneas y modas previamente ensayadas: novela histórica, policíaca, de aventuras, etc.
No resulta fácil encontrar hoy escritores que no han cumplido los cincuenta con un volumen de obra incluso superior a lo que, por ejemplo, publicó Delibes en su vida, obviamente con tiradas y remuneración que supera con creces lo obtenido por aquellos escritores preindustriales. La vida de crápula y exceso nocturno por ejemplo de la generación del medio siglo, ha dejado paso al escritor abstemio, no fumador, administrativo de sus imprescindibles ocho horas de labor diaria, respetuoso oficinista acatador de las órdenes que llegan de arriba, por supuesto siempre políticamente correcto y sometido a los índices de venta.
Algunos de los escritores “preindustriales” han intentado y logrado subirse al tren. Otros se han quedado en vía muerta, en calidad de eméritos, sin editor posible, mientras unos pocos siguen luchando en la brecha, fieles a sus criterios, lógicamente más agresivos y más incorrectos que nunca, mientras desde nuevos frentes surgen pequeñas editoriales independientes, de nuevo artesanales, con una conciencia clara de lo que quieren hacer frente al sistema. Esta es la única esperanza para los que asumimos desde el principio no estar dentro de las reglas del juego. Si quieren un ejemplo de esos luchadores impertinentes, basta el ejemplo del que ha creado esta revista digital La Antorcha del Siglo XXI.
JESÚS MUNÁRRIZ. Escritor. Director de Hiperion.
A Blas de Otero en 2010
España, Blas, ya ves,
sin aquél, ya no es
la que sufriste.
Con sus más y sus menos
volvió
la libertad
y hoy la injusticia no es
achacable a uno solo
ni obligatorio el entontecimiento
recrecido y rampante.
El exceso de grasas
y la escasez de ideas
con éxito conviven
y se retroalimentan;
lo público es guarida de ladrones,
las finanzas refugio de asesinos en serie,
las cajas fuertes silos de armas de largo alcance;
no hay metas ni horizontes
sino los del dinero,
y a los pocos resquicios
que aún quedan, pronto acuden,
apenas sugeridos,
con sus apagafuegos,
las multinacionales,
los cuerpos especiales,
las zurrapas de los intelectuales.
Solo en la poesía,
igual que entonces, Blas,
quedan rincones
poco domesticados,
insumisos incluso,
aunque las golosinas
del poder
los tientan y socavan
y pescan a menudo
desertores.
España ya es Europa y Europa ya es el Mundo
y el Mundo un globo frágil,
superpoblado, injusto, maltratado, confuso,
fuente de bienestar para unos pocos,
de sufrimiento para casi todos.
Nos dejan elegir, eso sí, entre lo malo
conocido y lo malo
aún por conocer.
Ya ves, Blas,
esto no es
lo que soñabas tú, para después.
Los rusos han borrado el siglo XX
y los chinos, al bies
serán amos del mundo
el siglo XXII o el XXIII.
Si antes no pega el globo el último traspiés.
MANUEL GARCÍA VIÑÓ. Novelista, ensayista y crítico.
Meditaciones trascendentales. II. Monárquicos de toda la vida.
- Hoy, de los trescientos países que hay en el mundo, sólo siete son monárquicos.
- Uno de los siete es España.
- España es, además, el único país en el mundo y en la historia que se ha librado dos veces de la monarquía y dos veces la ha vuelto a poner.
- ¿Por qué tendrá España que ser siempre diferente?
- Y lo peor es que la mayoría de los españoles está muy feliz con su monarca.
- El monarca que designó, atado y bien atado, el dictador Francisco Franco, uno de los mayores represores de la libertad del siglo XX.
- Gracias a la prensa rosa, que pregona, por ejemplo, las gracias de los príncipes y del nene Froilán y sus primitos.
- Gracias, también, a los medios de comunicación que se han cambiado la chaqueta.
- Y a la clase política. Sobre todo a la izquierda (PSOE y PCE) que traicionó a la República.
- ¿Cómo y por qué ha llegado a donde está este monarca, que no parece dotado de una especial inteligencia?
- ¿Qué méritos ha hecho para estar ahí el señor de Borbón y de Borbón?
- No lo busquéis. Ninguno. Está ahí por un azar biológico.
- Es triste ¿no? E injusto.
-Está ahí, sin méritos, con toda su familia: unos veinte fantasmones, asimismo sin méritos, analfabetos, ociosos, inútiles, dilapidadores del dinero público.
- Un presidente de la República se tiene que ganar que lo elijan… Y es expulsado a los cuatro años, o antes, si no cumple bien su cometido.
- La mayoría de los españoles que rechazan la república esgrimen el desastre que fue, según ellos, la Segunda República Española.
- Es el resultado del lavado de cerebro que ha supuesto para muchos cuarenta años de calumnias.
- La Segunda República no solo NO fue un desastre, sino que constituyó el primer intento serio de modernizar el país.
- En cualquier caso, cuando los republicanos hablamos de República no aludimos –o no forzosamente- a la experiencia de los años 30 del siglo XX, sino a una forma de estado que inventaron los griegos, que reinventó la Ilustración y que es más moderna, más racional y más verdaderamente democrática que la Monarquía.
- ¿Por qué hay monarquía en España?
- ¿Por qué hay monárquicos en España?
- Por la traición de los políticos.
- Por la traición de los intelectuales.
- Cuando Franco y su cuadrilla dieron el golpe de Estado -18 de julio de 1936- España era una República salida de la voluntad del pueblo expresado en las urnas.
- Cuando Franco murió, como se tenía que reparar la historia interrumpida, se tendría que haber repuesto la república.
- Pero los partidos de izquierda, fundamentalmente el PSOE y el PC, llevaron a cabo una tregua indigna: la aceptación del monarca que había designado el dictador por su legalización en el seno del nuevo franquismo sociológico y político, que se había adueñado de la situación.
- Y, en connivencia con sus nuevos compañeros de viaje, se prestaron a una mayor infamia todavía.
- Previamente a las primeras elecciones, legalizaron a todos los partidos políticos, incluso a los más extremistas, pero no a los partidos republicanos.
- Así se consolidó la falsificación, porque según las encuestas del momento, los republicanos hubiesen tenido en aquel momento el 48% de los votos, los falangistas el 16% y los monárquicos el 36%.
LA ANTORCHA DEL SIGLO XXI
Próximos números.
Temas.
Sexualidad. Prostitución
Medios de comunicación. Soledad informativa.
Del problema nacional.
Jueces, justicia.
¿Ha muerto el diálogo?
La cuestión judía
Sexualidad. Prostitución
Medios de comunicación. Soledad informativa.
Del problema nacional.
Jueces, justicia.
¿Ha muerto el diálogo?
La cuestión judía
Textos (entre otros).
Michel de Montaigne. Walter Benjamin. Salomón. Herbert Marcusse. Schopenhauer. T.S. Eliot. Rafael Sánchez Ferlosio. Albert Einstein. Juan Goytisolo.
Y escritores/as que han mandado colaboraciones a La Antorcha del Siglo XXI
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Los textos de la Antorcha, o fragmentos de los mismos, pueden ser reproducidos siempre que se cite la fuente de donde proceden. A.S