domingo, 16 de octubre de 2011

TRAS EL OBLIGADO SILENCIO

Cuando desperté, la herencia de Monterros0 seguía allí.


He estado veinte días fuera de circulación. De ahí el silencio de este periódico. Fue el cuerpo quién se rebeló convirtiéndome en un Gregorio Samsa cualquiera sometido a la dictadura hospitalaria. Cuando pude reincorporarme a la vida cotidiana y al quehacer literario, comprobé que los dinosaurios seguían allí. Los dinosaurios de la política y los negocios, que a través de los medios de comunicación nos invaden a todas horas. Por ejemplo: Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal, González Pons, Javier Arenas.


Intentaremos sobrevivir.


Elecciones. 20 de noviembre.


Llevan meses y meses los medios de comunicación informando, entre la euforia y la amenaza, de los resultados de distintas encuestas electorales realizadas de cara a las próximas elecciones generales. No hablan de victoria del PP, sino de aplastante triunfo. Se retrotraen a los tiempos del más crecido triunfo del dictador Aznar. La mayor parte de los medios convinan las encuestas con informaciones y opiniones volcadas en su apoyo al partido que se define neoliberal. Ya sabemos lo que esto significa.

El lenguaje que utiliza es el auténtico programa del PP. Lenguja herencia del utilizado por los nazis para la ascensión de Hitler al poder. El filólogo Víctor Klemperer fue quién mejor estudió y definió aquellos años de ascensión del partido nazi con el apoyo masivo del pueblo alemán al poder absoluto. Reproducimos uno de sus análisis:

"el nazismo se introduce en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponía repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente (...)Las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico".


ESPAÑA. NOCHE DEL 20 DE NOVIEMBRE.


Fragmento del poema "Es lástima que fuera mi tierra", de Desolación de la Quimera, año 1962-LUIS CERNUDA.


Un pueblo sin razón, adoctrinado desde antiguo

En creer que la razón de soberbia adolece

Y ante el cual se grita impune:

Muera la inteligencia, predestinado estaba

A acabar adorando las cadenas

Y que ese culto obsceno le trajese

Adonde hoy le vemos: en cadenas,

Sin alegría, libertad ni pensamiento

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