lunes, 27 de febrero de 2017

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CARTA A FÁTIMA BÁÑEZ,  MÉNDEZ DE VIGO, RAJOY (entre otros).

 
¿TERRORISMO CONTRA LA CULTURA?
 
Copio el primer párrafo de la carta del Ministerio de Empleo y Seguridad Social que recibo:
 
El Sistema de Seguridad Social, según lo dispuesto en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, garantiza un complemento de mínimos a las personas cuya pensión no alcance la cuantía mínima establecida anualmente. El reconocimiento y conservación de este derecho, requiere que los ingresos del pensionista, distintos de la pensión, no sean superiores a los límites previstos en dicha norma, 7.063 euros en el año 2013.
 
Es decir no se puede ganar más de 580 euros mensuales para  completar la pensión que en mi caso era de 229 euros al mes más los 338 del complemento de mínimos.
 
Y me sancionan porque dos años atrás, yo cobré 4.691 euros anuales al margen de la pensión, equivalentes a 390 euros mensuales.
Esos 4691 euros del año eran por los "daños colaterales" de ser escritor jubilado y recibirlos por derechos de autor, conferencias o jurado de premios literarios.
 
Y en febrero de 2017 me confirman por expediente, que de mi pensión global de 637 euros mensuales (cantidad que se debe considerar abusiva para que un escritor sobreviva mensualmente, y ciertamente en relación a otros miles de ciudadanos indigentes que les preocupan menos lo es), me van a deducir 441 euros mensuales, con lo que a partir de ahora y en años subsiguientes cobraré -ya afortunadamente incrementada mi pensión por esa revalorización del 0,25% que generosamente ha establecido el Gobierno en 2017) la suma de 196 euros mensuales. Y a vivir con esa cantidad. Y que deje de escribir y cobrar derechos de autor, por mínimos que sean, si no deseo que ya que no pueden quitarme mucho más, me quede el recurso de la cárcel  -aunque no sé si está establecida para estos casos-.  Y así llevo penalizado desde que el ilustre Rajoy y su fiel sonrisa y benefactora de los trabajadores, Fátima Báñez, llegaron al poder.
 
Claro, uno no tiene pisos, ni suyo ni por los que cobrar rentas, ni acciones, ni cuentas bancarias, ni depósitos en el extranjero, ni tierras, herencias, negocios u otros bienes declarados o no declarados, que eso no afecta a las pensiones ni tan siquiera una bicicleta que vender. Libros sí: más de 10.000, pero ¿importa eso hoy en día a alguien, tienen ya algún valor para el mercado?.
Solo le restan algunos amigos que le ayudan para no convertirse en un insecto kafkiano.
 
Mi caso, como escritor, no es el único: gentes de cine, teatro, otras actividades artísticas, también sufren este acoso a los creadores.
 
¿Es acoso o es terrorismo contra la cultura?
 
Que cada cual juzgue. Pero soy un desagradecido. Más de 60 libros publicados -dos el último año, que todos los creyentes me socorran antes de que me llegue la próxima carta de penalización de nuestras sacrosantas autoridades-, miles de artículos y conferencias publicados e impartidas a lo largo de mis excesivos años, y vengo a quejarme el mismo día en que el generoso Estado español me ingresa para que pueda vivir el mes que viene 196,20 euros.
 
Mejor no ver o leer los medios de comunicación que nos dicen las decenas o centenas de miles de euros que cobran banqueros o ex banqueros, empresarios, aristócratas, políticos jubilados etc.  Porque ellos crearon el estado de bienestar de España, mientras que algunos creadores se o nos dedicábamos a ponerlo en solfa. Y que no se lo digan a quienes no reciben esos 196 euros mensuales de ayuda.
Monarquía, Iglesia, capitalismo: pilares de la gran España que también cuenta con apoyos en la "cultura del mercado y la publicidad", que, lejos de la individual creación literaria, de pensamiento o artística, les proporciona igualmente pingües beneficios.

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