martes, 12 de abril de 2011

Número 17

SUMARIO ¿INDIGNAOS? NO. REBELAOS

SE VENDEN MUJERES


¡QUÉ VIENE, AULLANDO,AULLANDO, EL FASCISMO!


¿INDIGNAOS? NO: REBELAOS


No más quejas y lamentos. No más denuncias de papel mojado. No más plañideras. Hubo un tiempo en que se cerraban fábricas, secuestraban empresarios, ocupaban latifundios, quemaban bancos, corrían las calles multitudinarias manifestaciones no controladas, explotaba la ira. Tiempos pasados de luchas y violencias que buscaban terminar con la violencia y la esclavitud. El capitalismo recondujo la situación. Desmovilizó cuanto pudo cualquier tipo de lucha y de protesta. Habló del estado del bienestar. Mientras se incrementaron hasta cifras casi no mensurables sus beneficios y se iban reduciendo paulatinamente los salarios, se extendían por todas partes las bolsas de pobreza y crecía el número de gentes sin trabajo. Pero se reconvirtieron sindicatos y organizaciones políticas para que, acomodados y pagados sus funcionarios, pasaran a ser agentes sociales que impidieran la violencia. Medios de comunicación, justicia, borraban también la memoria histórica de luchas, revoluciones, organizaciones reivindicativas. Y la violencia de la explotación y las desigualdades sociales crecieron . Y todo se llenó de personajes, instituciones exotéricas que se decían económicas y se diluían en siglas incomprensibles pero con poder infinito. Al ciudadano se le ofreció una cultura del ocio que le pasivizara, anulara en su libertad y se limitira a ser correa de transmisión de lo que le ofrecían los poderes culturales dominados por los económicos y políticos. Cada vez más alienado, era al tiempo enclaustrado para impedir un diálogo solidario, que se alejara de reuniones en las que podría tratar sus problemas y organizar conatos de rebelión. Se le permitía, eso si, indignarse, protestar y lamentarse de todo ordenadamente, mientras desayunaba o comentaba con algún compañero, incluso leía un libro que le animaba a hacer eso, que es lo contrario a mostrar los caminos, sin reglas ni paternalismos, de la auténtica acción contra los poderes que le manipulan. Que para el desorden ya existen organizaciones poderosas a las que se le incita a respetar: policías, jueces, sacerdotes, periodistas.

No. No basta con indignarse. Con comentar un libro que se convierte en best seller de todo el mundo porque en el fondo no es peligroso para nadie. Eso también puede ser asimilado por la lógica del sistema. Hay que rebelarse. Y para ello, se tiene que organizar la rebelión, al margen de quienes, diciéndose izquierdas, están pagados para impedirla. Y las redes son buen instrumento para abrir profundos debates sobre como puede hacerse y rezalizarse. Ahondaremos en este imprescindible tema para huir de la esclavitud que cada vez más nos oprime.


SE VENDEN MUJERES.

De todas las edades, naciones, características físicas. Y a gusto del comprador consumidor. Ya están instaladas en este país, democracia entre las democracias, no en las bodegas de los barcos como en pasados siglos esperando llegar vivas a cualquier puerto para ofrecerlas en subasta pública al mejor postor. Ahora se las recluye para que puedan descansar breves horas en pequeños pisos donde se aglomeran en sus no menos diminutas habitaciones, de esos que se fabrican para mayor ganancia de especuladores, banqueros, constructores y políticos. Y luego se las ofrece en las páginas de los periódicos, que buenos ingresos les proporcionan. Se las obliga a "trabajar", que sus cuerpos pertenecen a sus dueños, quienes los alquilan por horas. Y ¡ay! de la que intente rebelarse, que los nuevos negreros tienen capataces dispuestos no ya a usar el látigo, sino armas que no dejan huella si es preciso como última instancia y no bastan amenazas, palizas y malos tratos con ellas o sus familiares. Y este negocio beneficia a los que se consideran honrados ciudadanos, jueces o periodistas, personajes de las letras, las ciencias, la milicia o el sacerdocio, a los que se permite se las follen sin otro compromiso que el dinero que pagan. Porque para eso son ciudadanos de un estado democrático, acatan las leyes y gozan de distinguida consideración. Todo es en secreto, y si surgen problemas, para eso está la autoridad competente, para resolverlos siempre en perjuicio de quienes no son más que mujeres y encima putas. A los honrados padres de familia o ciudadanos de vida social reputada nadie ha de recriminarles ni ponerlos en la picota. ¡La esclavitud es cosa del pasado, el fascismo es para ser tratado más o menos superficialmente en los libros de historia1 ¡Que viva el reino de la libertad de la mujer, ese ser humano embellecido, que da placer y sirve para anunciar cualquier producto publicitario! Las víctimas serán solo víctimas, y jueces y obispos ya se ocupan de dar a conocer cual es la opinión que ellas y sus actos les merecen. En casas de citas, clubs de carreteras, domicilios y hoteles, la propia calle, viajes programados, y hasta en contratos matrimoniales, se las alquila o vende. Es el progreso, que el derecho de pernada ofrecía más inconvenientes.


QUE YA AÚLLA, VINIENDO, VINIENDO, EL FASCISMO.


Palabras y conceptos, para políticos como Aznar, Arenas, Cospedal, Aguirre, o González Pons, empleadas en su boca, tienen un significado diametralmente opuesto al emitido. Es uno de los maquiavélicos juegos preferidos de la derecha. E igual ocurre cuando las escriben o pronuncian buena parte de los periodistas: Pedro J. Ramírez, Luis María Anson, Federico Jiménez Losantos, Isabel San Sebastián... No hablamos de la ultraderecha, esa que va de Mayor Oreja a los Sostres de turno. Y así democracia no es más que totalitarismo, libertad censura, mercado corrupción, cultura alienación, valores humanos explotación organizada, justicia represión, pueblo y elecciones masa y poder.

Vivimos nuevamente tiempos peligrosos, no solo en España, en toda Europa. Que recuerdan aquellos que culminaron con la trilogía maldita del siglo XX: la ascensión de Hitler, Mussolini y Franco al poder.

Para los teóricos del neofascismo, para quienes lo único que importa es tomar el poder al precio que sea, y así instaurar una progresiva Dictadura en España, autoritaria y corrupta, son necesarios periodistas e intelectuales -escribimos estos conceptos aunque la función de pensar les sean totalmente ajena- que les presten las viejas palabras carentes ya de valor y significación alguna, para continuar ese proceso de creación de ciudadanos idiotizados y sumisos que tan científicamente programaron los llamados medios de información, especialmente ahora las televisiones. Los utilizan a su arbitrio y conveniencia, con la aquiescencia de los periódistas, escritores, periodistas, intelectuales, que no se consideran fascistas pero actúan de lacayos a su servicio.

La Linterna del S. XXI