jueves, 19 de enero de 2017

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REVOLUCIONARIOS LÚCIDOS,  MILITANTES NO CIEGOS
 
ANTE LOS NUEVOS CONGRESOS POLÍTICOS..
 
 
¿Cuándo, como expresó Albert Camus, tendremos revolucionarios lúcidos, y militantes no fanáticos ni ciegos?
 
Porque eso echamos de menos hoy día en España, en el mundo. Revolucionarios lúcidos, críticos, que no busquen en la política un oficio, un sustento como modo de vida o formas de acceder al burocrático poder, para terminar aceptando las reglas del juego que imperan en el orden universal y particular.
Y militantes no alienados, guiados por la farsa de la política convertida en espectáculo, el mundo virtual de su lenguaje, en vez de profundizar en el conocimiento de los problemas reales de los ciudadanos y la acción para combatir el despotismo y la corrupción esclavizadora de los poderes: legislativos, religiosos, económicos y políticos.
 
Ahora, en nuestro territorio, los partidos políticos se aprestan a celebrar sus Congresos. De disputas por el poder o acomodo al hechicero que mejor sepa venderse o les capte como cuota del mismo. Se encorsetarán ideas generales y simplistas, reiteradas y banales, propias de eslóganes publicitarios, que se conviertan en materia de consumo, mensajes fáciles y que puedan encajar en tres líneas de texto, lejos de cuestionar, con razonamientos profundos los "terrorismos" que dominan la sociedad española y mundial:
- obediencia a las leyes discriminatorias al servicio de los auténticos poderes
- no cuestionamiento y denuncia de las religiones, la gran cultura de la irracionalidad y la ceguera sobre el conocimiento y la libertad
- aceptación de una democracia convertida en farsa al servicio de los grandes poderes económicos
- papanatismo ante "las fuerzas vivas intelectuales", cada vez más cobardes, sumisas, inocuas y cínicas
- no repulsa de la televisión, dominada en su mayor parte por la publicidad y al servicio de la estulticia y la destrucción del pensamiento
- conformidad con los catecismos políticos y culturales, la uniformidad y el rechazo de las diferencias, las dudas, las críticas radicales y planteamientos que no se acomoden a las acciones "políticamente correctas" según las leyes vigentes, a su vez correctas con los genocidios, la esclavización de pueblos y personas que no conformen las clases poderosas que mientras hablan de sociedades del bienestar agrandan sus privilegios y beneficios ahogando día a día a las personas que no conforman parte de su dominio: (se habla de que no existen clases sociales, cuando una sola, conformada por menos del diez por ciento de los ciudadanos posee más bienes y tiene acceso a formas superiores de vida que el noventa por ciento restante, subdivida a su vez en escalas que van desde la miseria absoluta, los trabajadores explotados, a los mediocres consumidores que se sienten satisfechos en su acercamiento a formas burguesas de vida).
 
Revolución: palabra estigmatizada que no aparecerá en estos Congresos ni se formarán ponencias en torno a ella.
Revolución: única palabra que tendría sentido en el mundo en que vivimos.
Mas no se habla, se intentan ridiculizar revoluciones pasadas, como si ellas no hubieran sido necesarias para abolir la esclavitud de la mayor parte de las personas y los pueblos por la minoría imperialista que los dominaba.
En vez de su estudio, para destacar lo positivo y negativo de las mismas, bastan esas tres líneas -no hablamos de las palabras de los miserables acomodados que dedican artículos y libros a denigrarlas sectariamente- que segundo a segundo multiplican su nefasto sonido en las mentes de esclavos de la religión de las nuevas tecnologías, millones y millones de ciudadanos dominados ya por la levedad del lenguaje del presente, por su insustancialidad, inanidad y destructividad.
 
Qué lejos quedan ya, ciertamente, esos "antiguos" como Kant que escribían:
 
El verdadero objeto de la razón no es más que el entendimiento y su adecuada aplicación al objeto.
 

jueves, 5 de enero de 2017

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ESCUCHAMOS, VEMOS INFORMACIONES, OPINIONES, PARA CONSUMIR PUBLICIDAD.
LAS REDES SOCIALES Y LA POLÍTICA: AL FIN EL NO PENSAMIENTO
 
Insisto en la publicidad porque es el gran cáncer de la sociedad moderna, la que más influye en la conciencia de los ciudadanos.
No es de hoy. Viene anunciada desde hace dos siglos.
 
George Orwel:
A una edad más temprana que la de la mayoría de la gente, comprendí que todo comercio es un timo.

El grupo de estudio MARCUSE de Francia, que ha analizado en profundidad el impacto que la publicidad provoca en nuestro siglo actual, escribe:
 
La publicidad es la anticultura por excelencia, ya que liquida las culturas populares así como la alta cultura intelectual. Es un lavado de cerebro que tala la diversidad cultural mundial.

Un terrorismo del que no se habla ni escribe, pero que es de los más destructores para el ser humano y la civilización.

Y las redes sociales. Son en política y cultura el nuevo engendro publicitario para formar masas anodinas y fieles al neo analfabetismo presente. Es otra forma publicitaria que puede llegar hasta proclamar Presidente del Gobierno de la mayor potencia mundial a un renacido hombre de Neandhertal. Eso sí, neo-analfabetos como éste, dominan como nadie el mundo de los negocios y el dinero, y los fabricantes de armas y monopolios petroleros, automovilísticos, etc. ya se relamen de placer ante su nuevo benefactor que se beneficia, primero a sí mismo.
La propaganda política, vertida a través de los mensajeros de la inanidad es un nuevo comercio para formar fieles militantes. Se terminó con ella el ser pensante, el diálogo, la controversia, la discusión razonada. Bastan tres líneas  para apagar el pensamiento, las dudas, concitar el insulto o el aplauso. Así el ser humano retrocede en el pensamiento y la reflexión a la época de los hombres primitivos.
Tal vez llegue el día en que al disidente, al pensante crítico, como hacía en su tiempo la Iglesia Católica, se le queme en las plazas públicas para jolgorio de los consumidores.    
 

 
 

 

La Linterna del S. XXI