miércoles, 25 de febrero de 2015

Número 83

¿ HASTA DÓNDE LLEGARÁ EL PSOE
Propuesta para un cambio de nombre: suprimir la o y la e. En vez de PSOE (partido socialista obrero español, que pase a llamarse PE, partido español o partido españolista)

Tras la evolución sufrida en los últimos años, y su alineación con el partido tradicional de las derechas -resulta absurdo hablar en este momento de derechas e izquierdas al referirnos a los dos partidos que van hundiendo la política, la cultura y la vida de los españoles, parece lógico que empecemos a denominar a este partido por el nombre que verdaderamente le cuadra: partido español o españolista, a vuestro gusto.

¿A qué extremos de degradación van a conducir sus dirigentes al partido que un día fundara Pablo Iglesias? Ya no hablamos de corrupción, de medidas reaccionarias y al servicio de los intereses de los banqueros y oligarcas que toma cuando gobierna, de pactos con estados neoliberales e imperialistas, de lenguajes , palabras y rituales que avergüenzan a quienes tengan un mínimo de conocimientos históricos y sensibilidad. Su última actuación nos deja anonadados. Es el pacto con el PP para imponer la cadena perpetua, el cheque en blanco para que se acentúe el estado policial, represivo, tan bendecido por las extremas derechas. Sabemos para que se formula esta ley. Nadie, a quién reste un mínimo de ética, de moral, de razón, de dignidad, puede comprender como se ha llegado a este extremo.
Caminando hacia el abismo, lo que nos parece deleznable es que todavía existan escritores y artistas que no vomiten en presencia de estos usurpadores de las palabras y de la historia, que incluso hagan de apologistas del partido y se pongan a su servicio. Cada vez más degradada la posición de aquellos a quienes se llama intelectuales, comprobamos el regreso de España -y contra el se rebelan los ciudadanos que abominan de estas castas políticas- a épocas oscuras, inquisitoriales, donde lo más rancio de la Iglesia, los Ejércitos, las oligarquías, la justicia, navegan buscando convertir el presente en una charca profunda y hedionda. ¿Qué más nos quedaría por ver si no podemos, conseguimos remediarlo?




La Linterna del S. XXI