miércoles, 24 de febrero de 2016

Número 107.

ANTES DEL 2 DE MARZO: PODEMOS Y CIUDADANOS.

DE LA INQUISICIÓN AL NEOCOLONIALISMO

PODEMOS Y CIUDADANOS.

De mis antimemorias que aparecerán próximamente en la editorial de Planeta Península, y que abarcan desde 1960, cuando yo era corresponsal de la radio Pirenaica, a 2016, con el desarrollo de Podemos, capítulo con el que se cierra el libro,  y que abarcan temas como los del Partido Comunista, ETA, Cuba, Liberación, invasión de Praga, la revolución de los claveles, el mayo francés y el 15-M, experiencias en los países que fueron, o siguen siendo, comunistas, etc entresaco, tras la firma del pacto PSOE-Ciudadanos, un breve fragmento que evita realice otros comentarios:

"La narrativa de Podemos es tan incipiente como firme. Por eso no me extrañó su éxito en las elecciones del 20 de diciembre de 2015, que dieron un vuelco al mapa político sustentado en los dos partidos que se repartieron el poder desde la muerte de Franco a nuestros días. Ni en los resultados en escaños ni en las alianzas sustentadas con otros movimientos de izquierda. Sus objetivos principales son la reconversión de la constitución española en una más democrática, que sean los propios ciudadanos quienes la impulsen y que ponga en la lucha contra la corrupción y la conquista de los derechos sociales sus puntos de mira (...)   Quienes argumentan que sus objetivos van encaminados a desalojar del poder a aquellos que se lo vienen repartiendo para ocuparlo ellos, ajustándose a las reglas de una democracia huera y no igualitaria ni ética ni participativa, intentan desactivar su trasfondo ideológico y táctico, incluso con la aberración de equiparar a Podemos y Ciudadanos, cuando éste último partido poco se diferencia del llamado popular en aspectos fundamentales de la economía, la cultura y la instauración de los peores modelos de la sociedad capitalista eclesial en la que se han desarrollado"

DE LA INQUISICIÓN AL NEOCOLONIALISMO

Pero no hablemos de pactos. Y no tiene sentido predecir que va a ocurrir a partir del 2 de marzo. Solo nos interesa saber lo que es prioritario para la vida de cada uno de nosotros y para la sociedad en su conjunto cuando lo que se pretende es perpetuar el pasado en el presente.  Europa. Estados Unidos. Los mercados. El poder de los terroristas que imponen la explotación económica, la degradación ambiental, la mercantilización de la cultura, el fraude y la corrupción, siguen dominando las organizaciones políticas, y son los verdaderos culpables de las injusticias cada vez más acusadas en el mundo entero. Y han de sentirse muy satisfechos de que sus influencias consigan que el pasado continúe  siendo el presente de España. ¿Hasta cuando el binomio PP-PSOE, tengan el rostro o las siglas que tengan serán protagonistas?
He ahí el justificante de la agravación de las censuras políticas, que además no ocultan los rostros y las palabras -como ocurre con el actual, todavía en funciones Ministro del Interior español-. Uno cree regresar a la más vieja y terrible historia de este país. La libertad de expresión -en palabras, obras de teatro, artículos, incluso libros (esto es lo que se conoce, ignoramos cuanto se rechaza por motivos ideológicos o religiosos) comienza a ser algo  nauseabundo. Vivimos momentos en que al tiempo que se imponen condiciones de explotación leoninas a los trabajadores, se recortan derechos alcanzados tras grandes luchas en educación, sanidad, convivencia y leyes que regresan a la prisión perpetua o a la limitación de derechos como los de manifestación y expresión. Mientras el neocolonialismo, yanqui o de la banca europea y sus instituciones y gobiernos como el alemán, dominan a pueblos como los del Sur de Europa.
Por eso se necesitan actos más que palabras. Y denuncia de la usurpación que las derechas hacen con términos como democracia, justicia, libertad.
Es necesario el viento destructor de los viejo y al tiempo purificador que pueda traer las ansias nuevas pregonadas en las calles de París o Madrid, por citar algunas. Nada hay sagrado, y con fuerza han de quemarse ideológicamente todos los catecismos que intentan mantener el viejo orden, la vieja ley, la herencia clerical como sagrados. No podemos permitir que sobre nuestras conciencias continúe imperando la violencia neofascista, el orden terrorista y embaucador al tiempo, que busca la destrucción del pensamiento y de la verdadera libertad.
Preferimos refugiarnos en la poesía, leer por ejemplo a Rimbaud -Sr Ministro, no es un ciudadano español, y sus libros pasaron la vieja censura, si puede usted leer los encontrará en alguna librería- a escuchar las palabras que día y noche agreden el lenguaje, sean de Merkel, Rajoy, Hollande o Sánchez.


Escuchaba uno de los últimos cuartetos de Beethoven. Era la belleza frente al feísmo que nos agrede por doquier. Y al fin, para recordar viejos tiempos de palabras y batallas, saqué el poema de Rimbaud que era otra especie de música agresiva contra los conformistas:


¿Qué son para vosotros, corazón mío, esos mantos de sangre
y de brasa, los mil asesinatos y los largos gritos
de rabia, sollozo de todo infierno derribando
cualquier orden, en tanto el Aquilón brama sobre sus ruinas?
¿Y toda venganza? ¡Nada! Mas a pesar de ello
lo deseamos! Industriales, príncipes, senados.
¡Pereced! Poder, justicia, historia: ¡abajo!
Esto nos es debido. ¡Sangre! ¡Sangre! ¡Llamas de oro!
Mi espíritu he entregado a la guerra, a la venganza,
al terror! Agitémonos mordiendo. ¡Ah!. ¡Pasad ya
Repúblicas de este mundo! Emperadores,
regimientos, colonos, pueblos: ¡Ya basta!


¡Qué joven era entonces Rimbaud!, ¿verdad?

martes, 2 de febrero de 2016

número 106

Y A MÍ QUÉ ME IMPORTA ELNUEVO GOBIERNO

DEL EXILIO Y LOS 10.000 NIÑOS PERDIDOS

¿VOLVERÁN LAS NUEVAS IDEOLOGÍAS EN LOS PENSAMIENTOS SUS IDEAS A COLGAR?

Y a mí qué me importa el nuevo Gobierno.

Como si en nuestros días existiera la independencia para gobernar. Como si los gobiernos no debieran supeditarse a los dictados y leyes que imponen los verdaderos gobernantes: los poderes económicos y empresariales de las Dictaduras de Estados Unidos y Europa -con Alemania a la cabeza-: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, las oligarquías dominantes.
Pero el espectáculo sigue. Las torticeras palabras, los argumentos engañabobos, las tertulias insoportables, los editoriales al servicio de quienes les mantienen de los grandes periódicos, todo un circo para embobar a los ciudadanos con el medio  principal, la televisión- al que corren, desesperados, los candidatos, para gritar, que de esbozar razonados argumentos no se trata. Y mostrando sus ansias de sentarse en escaños congresuales, poltronas ministeriales para que continúe la farsa de que gobiernan ellos, y comenzar a contemplar de dónde y cómo pueden extraer sus mayores ganancias y beneficios.
En el cansancio y la abulia que nos provocan, y en la absoluta desconfianza hacia el gobierno que, según las circunstancias y los acomodaticios pactos se conforme, comprendemos, en esta visualización que se nos impone, la actualidad de viejas palabras escritas por Hans Magnus Enzensberger, que reproducimos:

"El analfabeto secundario no tiene ni la menor idea de que es analfabeto secundario. Se tiene por bien informado, es capaz de descifrar las indicaciones para el uso de los objetos que compra, los pictogramas y los cheques, y se mueve en un mundo que le aísla herméticamente de cuanto puede inquietar a su conciencia. Es impensable que naufrague en el mundo que le rodea. Es él el que le ha producido y formado para garantizar su estabilidad y permanencia.
El analfabeto secundario es producto de una nueva fase de la industrialización. El medio ideal para el analfabeto secundario es la televisión. Al hecho de ser retrasado mental es a lo que debe la televisión su encanto, su irresestibilidad, su éxito.
En este proceso la regla será que los analfabetos secundarios ocupen las posiciones más elevadas en la política y en la economía.

Del exilio y los 10.000 niños perdidos

Que no se habla de los muertos, otras decenas de miles. Pero se argumenta: mafias que se los llevan para convertirlos en trabajadores esclavos o en víctimas del comercio sexual. Mafias. Los Gobiernos de Europa o Estados Unidos levantan muros, crean campos de concentración para que los inmigrantes no traspasen las fronteras, se mueran de hambre, frío o enfermedades inatendidas en ellos y, eso sí, posibilitan cuando no colaboran o las crean en la existencia de esas mafias en las que no faltan policías, miembros de la justicia, empresarios y políticos cómplices, sin los que no podrían subsistir. Mientras desarrollan y trafican con el comercio de armas para las guerras que ellos mismos provocan, el mantenimiento de regímenes dictatoriales, culpables unas y otros de los masivos éxodos. Las llaman catástrofes humanitarias. Mejor definirlas como consecuencias de la explotación capitalista y de los intereses imperialistas para dominar la economía y los territorios en que imponen sus poderes políticos.


¿VOLVERÁN LAS NUEVAS IDEOLOGÍAS EN LOS PENSAMIENTOS SUS IDEAS A COLGAR?


Porque sólo ellas, herederas de las viejas que tantos tránsfugas y traidores han desechado, pueden alentar las revoluciones y luchar por las transformaciones sociales y políticas. Lo demás es conformismo, colaboracionismo, sostenimiento de un capitalismo cada vez más fascista. Xenofobias y explotaciones económicas para que un puñado de terroristas -a los que se venera en periódicos, revistas, televisiones- se repartan el mundo y consuman la sangre de sus ciudadanos. Y el engaño de las nuevas culturas y medios de comunicación que sólo buscan la destrucción del pensamiento, las alienaciones colectivas, procurar que no existan las ideas para que no se conviertan en un peligro, que no hurguen en los pensamientos e impidan las burocracias políticas y sindicales que únicamente persiguen acomodarse al poder corrupto que ellas mismas, por acción u omisión, consienten.
Cuándo, en nuestra impotencia, alentaremos al menos un lenguaje que no sea embaucador, conformista, que devuelva a la palabra su exacto significado, que impida, cuando se habla de determinadas políticas y desarrollos económicos, de culturas y progresos, drogar a los pueblos para impedir sus revoluciones.
En el año 1923 José Bergamín escribió:  Escribir es pensar; y pensar es comprometerse.
Ni pensar ni comprometerse es lo que realiza esa muchedumbre de escritores que con su conformismo y supeditación a las voces del mercado consienten la existencia de esas mafias y gobiernos corruptos que nos rodean por doquier. Y al que denuncia, palo, silencio, marginación.
Como si hoy, lo  único que da beneficios a la cultura fuera gritar una vez más: Vivan las cadenas, aunque sean las de la mente.


Hace ya muchos años que Cioran escribía: Nuestro saber es universalidad de superficie, dispersión que presagia la venida de un mundo unificado en lo grosero y lo terrible.


Hace tiempo que ese mundo ha llegado. Hace tiempo que nuestro pensamiento se encuentra cada vez más extinguido. Y también nuestra acción es una acción de brazos caídos. ¡Qué lejano aquel grito de ¡A las armas ciudadanos!, las armas que necesitamos ahora del pensamiento libre, no robotizado y exangüe, de las acciones no burocratizadas, sometidas a las exigencias de las inicuas leyes que nos conducen a la esclavitud como seres humanos libres y pensantes. ¿Cuándo organizaremos no acatamientos, vítores, palmas, sino ideas para rebelarnos? Ni Dios, ni patrón, ni catecismos o leyes sagradas, ni jefes guapos o embaucadores. No seamos objeto de quienes solamente buscan conformistas y aduladores. Luchemos, desde la palabra, por impulsar que no hablen, sino impongan, derechos como la rebelión, la igualdad, y desenmascaren y destruyan a quienes sólo conciben la política como formas de ocupar parcelas de poder o constituir grupos que acaten las leyes de quienes realmente lo detentan.
Ni la Europa de las Patrias ni las Naciones Unidas para pueblos vasallos: ideas para impulsar la rebelión de los justos, palabra hoy también en desuso.
Porque de no ser así, el poema romántico será de triste actualidad:


¿Volverán las nuevas ideologías en los pensamientos sus ideas a colgar? Ni las nuevas ni las viejas, no, esas no volverán

     

La Linterna del S. XXI