miércoles, 13 de junio de 2012

NÚMERO 34.

EN LA ESTELA DE STANISLAW LEC

50 reflexiones para interpretar la España de 2012
Stanislaw Jerry Lec, polaco nacido en 1909, en la misma ciudad que Stanislaw Lem, y fallecido en 1966, pasó un tiempo en uno de los campos de trabajo y exterminio nazis, hasta que en 1943, tras haber robado un uniforme de las SS y gracias a que hablaba perfectamente alemán, se fugó.
Stanislaw Lec no es un autor de best seller. Es un escritor. Alguien que une a la belleza del lenguaje, el rigor crítico, el humor descarnado, el pensamiento heterodoxo.
Vamos a acompañarle en 50 de sus pensamientos despeinados adaptados a la España de 2o12.

1
La ventana al mundo se la puede cubrir con un periódico.

Hoy los periódicos dicen que se abren ventanas al mundo entero, que no hubo nunca tanta información. Y es cierto. Gracias a los periódicos, y no digamos a las radios y televisiones, se cierra a los ciudadanos cualquier reflexión, exposición, que no esté manipulada, puesta al servicio de los poderes económicos y políticos que se han propuesto destruir el pensamiento y la libertad.
María Dolores de Cospedal aparece día a día en ellos. Es la voz de la mentira, de la hipocresía. Ya se sabe: una mentira, a fuer de repetida, acaba convirtiéndose en una "verdad". De eso saben mucho las religiones y sus dogmas y los populismos fascistas. María Dolores Cospedal es discípula de aquel gran maestro Goebels, que con sus campañas propagandísticas consiguió una mayoría absoluta para dar el poder a los nazis y llevar al abismo a la Humanidad. También existían, entre los dirigentes de las SS, ángeles rubios, hombres y mujeres de raza pura, elegantes y de rostros aparentemente dulces, de apariencias humanas, capaces de llorar tocando el violín -aquí puede hacerse ante los pies de una Virgen- o enternecerse abrazando a sus criaturas o a sus perros.
Afortunadamente Rajoy y los suyos, pese a los denonados esfuerzos de los medios de comunicación que día a día nos martirizan con sus presencias, nunca alcanzarán un poder semejante al que, con la generosa ayuda de bancos y empresas alemanas, se dotó a Hitler. Solo los españoles serán sus víctimas. Víctimas a las que la reflexión, el pensamiento, y la verdad, se las cubre un periódico.

2
¡Satíricos, cuidado con alumbrar ideas! En la película de René Clair À nous la liberté! de 1931, el estribillo de una de las canciones irónicas decía: "Le travaill c´est la liberté". Y en 1940, sobre la verja del campo de Auschwitz, aparecía la inscripción: "Arbeit macht frei".

Escuchamos a nuestros gobernantes como día a día nos demandan más sacrificios, gritan afirmando que es preciso "apretarse el cinturón" -malhadada expresión que indica su repugnante lenguaje-, incluso no dudan en decir que ellos son el partido de o los representantes de los trabajadores. Y la libertad, gracias al trabajo cuyas condiciones ellos imponen, va agonizando lentamente, en busca de convertirnos a todos en esclavos de quienes gobiernan no solo a nosotros, también a ellos. Que los poderes auténticos no hablan de trabajo: ellos, en silencio, amasan fortunas incontables para gozar de sus miserables placeres en lugares inaccesibles y bien custodiados por miles y miles de subhombres que llaman guardaespaldas. No, no demos ideas, simplemente denunciemos, combatamos a los que quieren imponernos las suyas. Sin buenos modos. Con un lenguaje diferente, revolucionario.


3. ¡Escritores, no hay que escribir con tinta, sino con sangre! Pero no con la de los demás.

No tengo nada que añadir. Kafka habitó entre nosotros.

4. Sueño con un ancla que arrastre la tierra consigo.

A veces, cuando me enveneno desde que el día echa a andar con la lectura de los periódicos o la estulticia de tantas palabras necias y vacías como pronuncian en entrevistas, conferencias, artículos, hombres y mujeres que se dicen intelectuales, pienso que la Humanidad está llegando al fin de los tiempos, que la civilización paró su desarrollo definitivamente. El sueño de algunas gentes de izquierda que gritan "Otro mundo es posible" habrá ya que ponerlo entre signos de interrogación. Mientras derramamos una sola lágrima por el mundo que no supimos defender de sus enemigos de siempre: los que desde las religiones, los militares o sus aliados en la justicia, la economía, la política, se empeñaron en destruir.

5

El rostro del enemigo me horroriza cuando me doy cuenta de cuánto se parece al mío

Paseo por las calles de los pueblos y ciudades de España. Y me horrorizo al verme en "los otros". No es mi sombra la que contemplo, sino el miedo, la pasividad, el silencio ante la violencia, la explotación, el feísmo cultural que nos invade. Afortunadamente no he ido a la feria del Libro. Tal vez si lo hubiera hecho no podría resistir ver como mi imagen en el espejo se multiplicaba en las de otras decenas de imágenes que me sonreirían con complicidad. Pero esta resignación ante la esclavitud. Esta conformidad con la pleitesía a los mercaderes, a la estulticia de quienes se creen gobernar. Dicen que estamos intervenidos. ¿Cuándo no lo estuvimos? ¿Acaso Estados Unidos no nos ha marcado en su imperialista política? ¿No gobernaron los poderes bancarios? ¿No es la justicia un poder que interviene las conciencias y la vida de los ciudadanos a su antojo? ¿Y la iglesia católica, no es otro poder de intervención? ¡Cuándo despertaremos, y uno a uno no nos veamos en el rebaño obediente, sino en los necesarios revolucionarios que cada persona deben alentar!. Cambiemos el rostro para no ser el mismo cordero degollado y en rebaño por los terroristas que nos llevan a los mataderos.










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La Linterna del S. XXI